< Capítulo 5 >

458 39 3
                                    

Se subió a la bicicleta de un salto, debía salir de allí lo antes posible. No podía creer lo que acababa de hacer, se maldijo. Era un imbécil. Se llevo una mano a los labios, todavía podía sentir los delicados de su ella, su respiración tan cerca... Sacudió la cabeza, tenía que olvidarse de esa sensación de inmediato o iba a volverse loco. Alguien estaba gritándole.

-¡Kagamine! – Hiyama Kiyoteru, su compañero del club de tenis lo estaba corriendo bastante agitado- ¡Kagamine, espera!

Él le hizo caso y frenó la bicicleta extrañado.

-Hiyama –lo saludo con la mano-. ¿Qué sucede?

Su amigo se detuvo apoyando las manos en las rodillas para recobrar el aliento. Se acomodó los anteojos y le sonrió.

-¡Vas rápido! Te estuve siguiendo dos cuadras y no me oías ¿En qué pensabas? –Len se ruborizó.

-Nada...

-¿Problemas de chicas? –rió y le palmeó el hombro, era mucho más alto que él, Len sólo rió falsamente- Escucha, me quedé con los chicos en el club almorzando, no todos vivimos tan cerca, parece que no habrá clases por la tarde... -Len lo miró con el ceño fruncido.

-¿Por qué no? ¿Qué sucedió? –Hiyama parecía un poco incómodo.

-El Sensei tuvo un accidente –al ver el rostro preocupado de su amigo le sonrió-, no fue nada grave, Kagamine, sólo se tropezó con una pelota... Se torció la muñeca pero está bien... Dijo que por hoy podíamos volver a casa... -le sonrió- Estaba volviendo justamente cuando te vi pasar y tenía que avisarte para que no vayas sin razón, seguro tienes alguna otra cosa que hacer...

A Len no le gustó la idea. Una parte de él quería volver a toda velocidad y preguntarle a Rin qué pensaba de lo que acababa de suceder; la otra parte, más sensata y razonable, no estaba preparada para volver a ver a su hermana. Suspiró, no debía volver hasta que no se calmaran sus latidos, o la sensación que permanecía en sus labios. Haría como si nada hubiese pasado, no debía volver a escuchar ese tipo de consejos, no debía dejarse llevar por ese tipo de impulsos nunca más.

-¿Algo va mal, Kagamine? –lo miró algo preocupado- Hoy en las prácticas estabas un poco distraído...

-No es nada –suspiró buscando su celular, miró el último mensaje, era de Gumi pidiéndole disculpas.

-¿Seguro? –se acomodó los anteojos- Puedes hablar conmigo si quieres...

Len lo evaluó con la mirada y negó con la cabeza. No podía andar contando por ahí que hacía cinco minutos había besado a su hermana gemela, suspiró.

-Ando un poco cansado –hizo un gesto con la mano para irse pero su compañero puso una mano en el mango de la bicicleta, se había sonrojado un poco.

-Esto... Kagamine... No sé si preguntarte algo –Len lo miró extrañado-. ¿Podrías darme el número de tu hermana?

Él tuvo que contener el impulso de golpearlo. En su rostro se notaba claramente su enojo.

-Si quieres su número pídeselo a ella –escupió las palabras y comenzó a pedalear bastante furioso. No estaba muy lejos de su casa. Dejó la bicicleta estacionada en la puerta pero no quiso entrar. Todavía no debía. Decidió que lo mejor sería caminar.

Volvió a sacar el teléfono de su bolsillo. Podía llamar a Gumi, ella no se negaría a salir a dar una vuelta con él, y no vivía muy lejos para irla a buscar... Negó con la cabeza, también estaba Kasane Teto que la semana anterior le había dado su número, suspiró y volvió a guardar su celular ¿Dejaría que volviera el Len Casanova [Spice mode] sólo para quitarse esa sensación de los labios? Negó con la cabeza, ya había superado esa etapa ¿o no? Terminó de dar la vuelta a la manzana y decidió que lo mejor era entrar a su casa, antes de cometer la segunda idiotez de ese día.

AdolescenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora