Haneul estaba segura de que no habían pasado más de diez minutos desde que se encerró en uno de los cubículos del baño de su instituto, pero, al salir, sentía como si se hubiese traslado a una línea temporal por completo distinta. Los niños de primaria ya no estaban en la cancha de deportes y el viento había dejado de soplar tan fuerte para transformarse en un arrullo que aparecía de vez en cuando. Aún así, a pesar de estar en el interior del edificio, sentía una sensación helada e inefable recorrerle los huesos, y maldijo haber dejado su chaqueta en el aula. Se frotó los brazos con las manos, decidiendo apresurar el paso, y entonces se detuvo.
La hora de inglés había terminado y JungKook, aprovechando el cambio de salones, en lugar de dirigirse a su aula emprendió camino hacia el primer piso para ir al baño. Después de la exposición de Haneul había perdido el interés en las otras personas que salieron al frente, pasando a dedicarse a hacer garabatos en la parte de atrás de algunos de sus cuadernos. Apenas puso un pie en el primer escalón, atisbó a la protagonista de su cabeza en el extremo final de la escalera. Notó que tenía los ojos y la nariz ligeramente rojos, e iba frotando sus manos entre sí, a veces sus brazos. A pesar de la calefacción, en los pasillos podía sentirse un poco de frío, por lo que él había salido con su abrigo puesto; sin embargo, ella llevaba los brazos descubiertos y se le notaba pálida. JungKook se detuvo mientras la observaba avanzar rápido y con la mirada gacha. En un principio pensó seguir caminando; simplemente pasar de largo sin que ninguno de los dos prestase demasiada atención a la presencia del otro. No obstante, al observarla detenerse en medio de las escaleras, con los ojos fijos en él al percatarse de su presencia, JungKook olvidó todo pensamiento inicial.
—Oh, Jeon.
Le devolvió la especie de saludo con un movimiento de cabeza. De repente, se veía incapaz de pronunciar palabra con aquellos ojos cristalinos fijos en su persona. Su cabeza solo cuestionaba el porqué; por qué Haneul no había vuelto al aula tras pedir permiso para ir al baño sino hasta treinta minutos después, y por qué la encontraba con una apariencia tan débil en las escaleras. Entonces, su subsconsciente lo atacó con otra pregunta: ¿por qué no había mencionado nada sobre la noche del sábado?
—¿Cómo estás?
JungKook sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Él creía estar bien, dentro de todo, bastante bien. Pero el hecho de que Haneul preguntase aquello con un aspecto tan destrozado lo perturbaba. ¿No debería ser él quien soltase esa interrogante? ¿No debería ser el quien diese el primer paso y explicase lo ocurrido aquel sábado? ¿No debería pedir disculpas por, simplemente, todo?
—B-Bien.
—Me alegra —dijo ella, con un intento de sonrisa decorándole los labios y asintiendo ligeramente con la cabeza, como si se convenciera a sí misma. JungKook se cuestionó qué sería aquello que se repetía mentalmente con el fin de creer.
—Oye...
—¿Qué pasa?
Sintió cómo los nervios lo invadían. Rascó su nuca y escondió su mano libre en el bolsillo del pantalón al no saber qué otra cosa hacer con ella. No se atrevía a enfrentarla a los ojos, así que centraba su mirada en sus brazos delgados. Recordaba haberla mantenido sujeta de uno de ellos mientras le besaba el rostro. También cómo lo soltó, con el fin de aproximarla un poco más a él al atraerla por su nuca. No había olvidado lo bien que se sintió.
—Sobre lo del sábado...
—¿La fiesta?
Observó cómo frotaba sus brazos en búsqueda de calor y tragó saliva, incitándose a hablar.
—Sí. La fiesta.
—¿Qué pasa con ella?
Se quedó en silencio. La situación, entonces le pareció ridícula. No podía creer que en serio se encontraba prestándole atención a algo tan irrelevante como lo de esa noche, o que siquiera se sintiese avergonzado con la presencia de Haneul. JungKook se rió de sí mismo, del momento, porque él y Haneul ni siquiera deberían cruzar palabra. Jeon JungKook ni siquiera debería haberse detenido.
—Si no quieres hablar de ello no importa, JungKook.
JungKook regresó su mirada a ella al escucharla, no habiendo caído en la cuenta de que la había desviado al suelo hace unos segundos.
Mi nombre suena bonito.
—No estoy molesta ni te voy a pegar o... cualquier cosa que se te cruce por la cabeza —Suspiró—. Todo está bien, ¿ok? No pasa nada.
Silencio. Un silencio que a JungKook golpeó en los labios, incitándolo a atacarlo para, de alguna forma, intentar romperlo. Pero JungKook, también, tenía miedo. Así que su boca se mantuvo cerrada, herida y, quizá, arrepentida mientras observaba a Haneul pasar por su lado, sin mirar atrás.
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Observó el diez escrito con plumilla de tinta roja en la esquina superior derecha de aquella hoja que tan poco le importaba. Era el examen semanal de matemática que dieron el viernes pasado. Ni siquiera se había molestado en estudiar y ahora veía las consecuencias entre sus manos. TaeHyung suspiró, aguantando las ganas de arrugar el papel y, en cambio, se dispuso a pegarlo en su cuaderno, junto a todos aquellos otros ejercicios que se ganaban su cara de disgusto.
TaeHyung estaba un poco harto de la escuela desde que habían empezado el año escolar. No es que antes se declarase un amante empedernido que le juraba amor eterno al instituto; mas, por lo menos, se veía capaz de fingir interés y, a veces, hasta tenerlo de verdad. Ahora, por el contrario, las ganas de cerrar los ojos y echarse a dormir en mitad de las clases lo dominaban la mayoría del tiempo. Cuando ocurría, soñaba con la imagen suya caminando por los bordes del río Han con una cámara colgada al cuello.
Dirigió su mirada a Jimin en una de las mesas del frente. El rubio reía de forma un tanto exagerada por la nueva estupidez que había soltado Min Ho. Era consciente de que su amigo lucía más feliz de lo usual porque se sentía más triste de lo usual. TaeHyung nunca lo decía en voz alta porque también sabía que Jimin no querría hablar de ello si no era por iniciativa propia, mas, en momentos como aquellos, en los que la sonrisa del rubio era una sonrisa de dolor, TaeHyung realmente deseaba ponerse de pie, detener el mundo y darle un abrazo.
TaeHyung lo decía de manera figurativa. Lo de detener el mundo. Y en un contexto distinto. No se imaginó, mucho menos quiso, que lo hiciese al ver a Jimin caer al piso inconsciente.
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HOLAAAA. Perdonen por actualizar después de tiempo y encima con un cap que parece relleno(? Y es cortito encima aaaah. Prometo que habrá acción pronto, solo esperemos un poquito más(?
Anyways Jk y Haneul ya mencionaron lo de la fiesta 7u7 Me pregunto cuándo los giles hablarán seriamente de ello. Me llega que sean tan lentos >:( y por otro lado, jIMIN BEBÉ. ¿Qué creen que le sucede?
Espero que de todas formas les haya gustado un poco el cap, y, como siempre, muchísimas gracias por leer <3
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Manos | Jeon Jungkook
FanfictionA Haneul le gustaban las manos de Jeon Jungkook. | vonamarilla | pareja heterosexual |