Manos | Jeon Jungkook

Capítulo 4

«Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.»

El Principito, Antoine de Saint-Exupéry.

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—La lluvia es bonita, pero prefiero los días con sol.

Haneul había dado por terminada la conversación sobre la lluvia hace exactamente dos minutos atrás (comprobado por su celular), por lo que le sorprendió la repentina intervención de Jeon. Él no la miraba, sino que tenía sus ojos clavados en la mesa y las manos debajo de esta. Se veía relajado. No supo qué responder en un primer instante, reflejándose en sus segundos de mutismo. Ni siquiera creía que Jeon estuviese esperando una respuesta de su parte.

—Pienso lo mismo —dijo finalmente.

—¿Por qué la pregunta?

—Simple curiosidad —explicó ella.

—¿Lo de poética?

—Sí. Es que estaba hablando de eso en la mañana con Shin Hye y me dejó pensando.

—¿Te parece poética? La lluvia, digo.

—Sí, concluí que sí. Pero es que todo lo es, supongo.

—Ah, entiendo.

Entendía. Haneul asintió con la cabeza, sin dejar de mirarlo. Tenía la sensación de que albergaba muchísimas preguntas que no se veía capaz de formar con palabras, pero deseaba escupirlas allí, en ese momento, no necesariamente a Jeon JungKook. No necesariamente esperando una respuesta. Él seguía con los ojos fijos en la mesa.

—Mmm, ¿recuerdas la primera vez que te empapaste con la lluvia? —cuestionó, atreviéndose a continuar con la conversación.

—No —negó él, aún sin mirarla.

—Yo sí. Me parece un día especial. ¿Crees que las primeras veces están sobrevaloradas?

JungKook no sabía qué sentía. Era algo extraño. Pensó en que era la primera vez que le preguntaban acerca de las primeras veces, o que siquiera se metía en una conversación así. No le molestaba. Pero todo iba muy rápido, y lo intimidaba que fuese Haneul quien protagonizara el suceso. Por eso tardó en volver a hablar, dándole una mirada rápida a la castaña para luego devolverla a la mesa.

—No sé. Supongo que no. ¿Cuándo fue esa primera vez?

Haneul también se sentía extraña. Estaba acostumbrada a un círculo específico de personas con las que hablaba de lo primero que se les cruzase por la cabeza durante horas y, aunque lo odiase, cuando salía de allí le costaba manejarlo. Le daba miedo, y a pesar de que sabía que el miedo era el mayor enemigo para el avance (su avance), muchas veces no podía evitarlo. Probablemente, pensaba, era por el posible rechazo. Le había ocurrido pocas veces, pero le habían chocado más de lo que le gustaría y siempre terminaba deseando volver con Shin Hye, Taehyung y tal vez con Jimin cuando era el Jimin que se había quedado a dormir en su sala y cocinado galletas por su cumpleaños. Así que no. Al escuchar a JungKook, Haneul confirmó que no estaba acostumbrada a ser parte del grupo que recibía las preguntas y era escuchado; no cuando se encontraba con extraños.

¿Jeon JungKook es un extraño?

—Bueno, yo no vivía en Seúl.

—Lo sé.

Es un compañero de clases. Pero Haneul, cuando lo observaba, pensaba en él como un extraño.

—¿Ah?

—¿Ah?

—Perdón, es que, ¿cómo lo sabes?

Un extraño con manos preciosas.