Todos hablaban de aquella academia como si fuese una especie de gran milagro creado para que, hasta la mente más pequeña, pudiese desarrollarse de la manera más productiva y eficaz posible. Se decían grandes cosas sobre dicho edificio: prestigiosa, con estudiantes educados y de alto coeficiente, o incluso que de ahí saldrían futuras mentes conocidas por el mundo entero. Pero una vez abres las puertas de la academia y te detienes a experimentar lo que contiene en su interior, todo es confuso y distinto.
En parte no había equivocación, existían alumnos con mentes brillantes como se habían descrito, pero se mezclaban con otros con las garras tan afiladas como las de mismísimos depredadores; y, por supuesto, el tipo de estudiante más peligroso: la combinación de ambas descripciones. Un ejemplo era la figura conocida de Satanick, un estudiante con amplio recibimiento de elogios, además de su gran popularidad entre féminas y profesores. Pero parte de su mente era retorcida, estaba repleta de pensamientos obscenos y oscuros con cierto estudiante de su misma clase, de nombre Ivlis. Y por supuesto que había cumplido parte de sus impuras fantasías con dicho joven de cabello rojizo. Su habilidad para controlar a las personas con simples palabras había más que bastado para poder introducir la flauta, instrumento musical perteneciente a la clase de Arte de la Música y variados, por donde había querido en aquel cuerpo que tanto deseaba.
Ivlis era un simple estudiante más de la academia, con un cabello largo y brillante, digno de adorar. No era para nada popular, apenas tenía amigos en aquel caos de lugar y los problemas con su padre iban en aumento. Pero esta retorcida pareja quedará a un lado de momento, pues hablaremos de alguien cuyo abuso recibido es superior.Había una persona de cabellera rubia que destacaba entre la multitud de jóvenes estudiantes. Mantenía su lacio y largo cabello atado, cada día apareciendo en su piel una herida superficial. El color dependía de la persona con la que se hubiese topado, pues podía destacar por su color verdoso o pasar desapercibida con un tono rojizo. Taffy era su nombre, un adolescente estudioso con ciertos problemas a la hora de socializar, por ello su única y mejor amiga Olive era un tesoro para él. Los rumores que cabalgaban en brisas transparentes murmuraban la sospecha de que fuesen algo más que amigos. Desgraciadamente para ambos, aún no habían llegado tan lejos.
Taffy tenía un pequeño defecto, era tan manipulable como una marioneta, no sabía decir "no". Desde que llegaron los comentarios de que solamente era otra puta masculina más de esa academia, la gente no paraba de preguntarle por ello e incluso pedirle ciertas acciones degeneradas. Taffy, como era de esperar, se negaba a ello, pero los puñetazos y golpes con armas contundentes le hacían cambiar de opinión. El rumor que lo había comenzado todo provenía de un estudiante algo más adulto, tan cruel como una serpiente, provocando que sus palabras atrayesen a las almas más necesitadas hacia el joven inocente, y que lo devorasen sin piedad como había planeado. Por lo tanto, todo iba perfecto.Cierta tarde de un día normal y cualquiera, el rubio estaba siendo abusado una vez más en el reducido espacio de una letrina escolar, en el interior del baño de los chicos. Tras recibir un golpe en la mandíbula no tuvo de otra que ofrecerse como tantas otras veces. Se aferraba a las paredes de dicho angustioso lugar con las uñas, callando los indecentes sonidos de su garganta al clavar los dientes en su labio inferior hasta el punto de dañarse si era necesario para no dar a conocer aún más su figura, o incluso para no recibir otro golpe más. Su interior era golpeado vilmente por el miembro de una cara desconocida, alguien que nunca había visto y que aún así lo usaba para su entero placer sin importar el bienestar del joven rubio. No podía pensar en ello, si lo hacía en cuestión de segundos sus orbes rojizos se empaparían en lágrimas y eso causaría su nariz rota.
Tiempo después, cuando el depresador estuvo satisfecho, abandonó a la presa a su merced. Taffy se llevó las manos a la cabeza, cansado mentalmente y mareado por el constante miedo que había sentido. Odiaba tener que atender a las necesidades de gente que eran meros interrogantes en su vida, pero aún así era usado sin piedad y sin un pequeño rayo de luz que lo ayudase a escapar de ese infierno. Así era la verdad que se postraba ante él. No tuvo de otra que agarrar algo de papel con sus temblorosas manos para limpiar aquel desastre acuoso que corría por el largo de sus piernas. Era repugnante, le revolvía el estómago y las ganas de expulsar la comida de media mañana no faltaban. Una vez terminó y se colocó de manera correcta sus prendas, empujó la fina puerta para salir, encontrándose con la fila de espejos y lavamanos, además de una figura más baja que él. Dicha figura llevaba el uniforme de la academia, desabotonado y manchado, pero no parecía importarle ya que lo mantenía puesto con comodidad. En su mano derecha un bate de béisbol decorado de manera extraña con clavos, y en su mano izquierda un cigarrillo el cual estaba apagando con el agua del grifo recién abierto. El adolescente observaba la llama apagarse, tan rápido como sus puertas se cerraban sin dejarle alcanzar la libertad deseada. Ese tipo de cabello tan oscuro como su manera de hablar fue el primero en soltar una frase, Taffy sin esperarse que le dirigiría la palabra.
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Convéncete, luego convénceme.
FanficEsta historia tendrá un desenlace en el Alternative Universe estudiantil del mundo de Okegom. Taffy, al igual que se ha mencionado, es una presa fácil para los abusones de dicha academia, por lo que encontrarse con personajes como Fumus es lo más p...