015 | Encanto

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Jack comenzó besando lo poco del cuello que el collar de Elsa dejaba ver, a penas unos centímetros debajo de su mandíbula, hasta perder un poco su nerviosismo, comenzando a succionar y lamer la piel de la chica, acercó más el cuerpo de Elsa al suyo, la omega ajustó más el agarre de sus piernas, jadeando, permitiendo que el mayor recorriera más los muslos de Elsa con sus manos, yendo hacia la parte interna, subiendo por estas, rozando un poco la zona V, para luego seguir subiendo, acariciando sus glúteos.

Jack dejó un brazo sosteniendo el cuerpo de Elsa, mientras el otro subía por debajo de la remera de la omega, voltendose mientras la llevaba hacia la cama.

Dejó a Elsa sobre esta, separándose de ella para quitarle la remera (su remera), para seguir con los besos por sus clavículas, dejando marcas hasta llegar a uno de los pezones de Elsa, que también beso, lamió y succionó para placer de la omega.

Al continuar con el otro, Jack alzó la vista un poco para ver el rostro de Elsa, totalmente ruborizada, con los ojos cerrados y los labios entre abiertos, con el pelo revuelto y una expresión algo desesperada, necesitada.

Con sus manos, Jack delineó el cuerpo delgado y fibroso de Elsa, enganchando sus dedos bajo el elástico de los pantalones y calzoncillo, tirando hacia abajo, deshaciéndose de ambas prendas, dejando a Elsa desnuda sobre las sábanas.

El pálido no pudo evitar alejarse un poco, deteniéndose para ver el cuerpo de la omega debajo suyo, como admirando su obra.

Aunque la sentía más como su propiedad. Su lobo pedía reclamarla, aunque la parte humana de Jack decía que era muy pronto, pero concordaba con sus sentimientos.

En ese momento sintió que Elsa era suya, que le pertenecía, que era su omega.

Al ver que Jack se había detenido, Elsa abrió los ojos para mirarlo, haciendo contacto visual con el mayor automáticamente, sonrió al ver el brillo con el que el otro la miraba.

— No es justo que yo no pueda verte de esa misma manera— dijo, irguiendose para quitarle la ropa a Jack, aprovechando para tocar todo el abdomen, apenas marcado, para luego seguir por su pecho, hasta pasar la prenda sobre su cabeza.

Se acercó a Jack, oliendo su cuello, inhalando su aroma a café y pino, más fuerte que antes, lo embriagaba, frotó su rostro contra el mismo, dejando algunos besos rápidos, mientras bajaba su ropa interior.

Al quedar ambos desnudos, Elsa pasó sus manos por los hombros de Jack, subiendo por su cuello hasta tomar sus mejillas, sintió la temperatura de estas y sonrió, mirando directamente a los ojos de Jack.
Sin dejar de mirarlo, Elsa subió sus caderas, intentando ahogar sus gemidos para escuchar los bajos, casi vergonzosos, de Jack.

— Entra — pidió, necesitada.

Jack pareció quedarse en blanco.

Elsa comprendió.

— ¿Nunca lo has hecho? — afirmó, y el otro sonrío con algo de vergüenza y asintió.

Elsa pudo ver lo tierno que era el mayor.

Separó una mano de la mejilla de Jack para apoyarse sobre una de las que el otro tenía sobre sus caderas, guiándola hacia su espalda, bajando por sus muslos hasta llegar junto a su entrada, húmeda, caliente, goteando de su lubricante natural. Separando dos dedos de la mano de Jack, y acercándolos más a su interior.

— Entra— pidió de nuevo.

Introdujo dos dedos en Elsa con lentitud, la entrada se estrechó al rededor de estos, Jack comenzó a retirarlos y volver a meterlos, varias veces, recibiendo gemidos bajos por parte de la omega, el movimiento fue cada vez más rápido.

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