30 | Vive tu vida

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Perdón por no actualizar en algunos días:(
Aquí está él capítulo, más tarde subo el siguiente.



×××

— Si... No se ha levantado, no sé cuánto tiempo ha estado en el nido. No sé exactamente cuando lo hizo.

Tadashi abrió un poco la puerta para mirar hacia la cama, al cuerpo hecho un ovillo bajo las sábanas.

— Está dormida ahora, estuvo llorando un buen rato hasta que durmió.

Habían pasado las horas, era casi la medie tarde, Hiccup no había regresado y tampoco contestaba ninguna de las mínimo diez llamadas que le había dejado, ni había leído los mensajes.

Escuchó al médico suspirar.

— ¿Todavía no la marcaste, Hamada?

— No — dijo, bastante bajo.

— ¿Qué esperas?

Tadashi no quería hablar, no quería hacerlo.

— No quiero marcarla sin que ella quiera— dijo la primera excusa que se le pasó por la mente.

— Si te refieres al tema del amor, Hamada, eso puede esperar, pero la vida es algo más importante, chico— habló el médico—. Ya tendrán tiempo para enamorarse, pero para eso Elsa tiene que sobrevivir, debes hacer el lazo.

Tadashi negó, por más que el doctor no lo viera.

Sin querer decir nada, el joven alfa colgó, se giró a la puerta y la miró un momento antes de entrar al cuarto.

Se acercó a la cama, viendo el tranquilo vaivén de la respiración de la omega.

Tadashi apoyó una mano en el hombro de la  chica.

—Elsa... Despierta, tengo algo importante para decirte... — Tadashi movió un poco su cuerpo, pero la chica no reaccionó—. Elsa... ¿Elsa?

Corrió las sábanas que lo cubrían, viendo lo tranquilo del rostro de la omega al dormir, y como sus labios se moviendo un poco con su lenta respiración.

Tadashi apoyó el dorso de su mano sobre la mejilla de la omega, estaba muy fría.

Elsa ya no tenía rubor en el rostro, al contrario, su piel casi parecía papel, con oscuras y moradas ojeras bajo sus ojos, además de sus labios tenían un tono azulado.

El corazón de Tadashi se aceleró por la preocupación, la chica se veía mucho peor que antes.

Subió a la cama, olvidándose en romper el nido, y como si Elsa hubiera sentido eso comenzó a negar con la cabeza, y su expresión tranquila cambió a una desesperada, aunque no tenía fuerza para abrir los ojos, sus pestañas se aleteaban, apretaba los ojos y apenas abría una rendija para ver, aunque no pudo mirar bien al azabache.

— Tranquila, Elsa — Tadashi la tomó por los lados, apretandola contra sí en un abrazo firme, aunque la omega se agitó para intentar liberarse.

— N-No... — murmuró.

La mirada de Tadashi fue hacia el cuello de la omega, viendo su lechosa piel, imaginando una marca en su lugar correcto.

Sin su total consentimiento, sus manos fueron hacia el cuello de Elsa, la omega se sobresaltó, como si supiera lo que Hamada estaba pensando.

— No, no, no...— pidió, apenas con un hilo de voz, sintió las lágrimas caer—. No serás mi alfa, mi lazo no es contigo, no...

Tadashi se alejó para mirarla.

— Yo tampoco quiero, Elsa. — murmuró.

— ¿Entonces por qué mierda lo haces? — soltó, con sus ojos apenas abiertos.

Tadashi se detuvo, y por un segundo admiró a aquella omega con todo su ser, aún estando tan débil y enferma, Elsa mantenía su postura, y estaba dispuesta a pelear incluso sin poder moverse.

— ¿Sabes que estás muriendo, Elsa? — dijo, casi en un susurro.

Elsa se congeló un momento, su labio inferior comenzó a temblar, negó suavemente.

— No voy a morir— murmuró—, mi alfa no va a dejarme...

— ¿Tu alfa?

Elsa asintió, las lágrimas caían, aún así, sonrió.

Tadashi recordó las conversaciones con Hiccup.

— Tu alfa... ¿Jack Overland?

Elsa volvió a asentir.

— Estuviste con él cuando te creíamos perdida, ¿Verdad?

Elsa asintió de nuevo.

— Él me cuidó— murmuró—. Y me prometió que estaríamos juntos, así que vete.

Tadashi suspiró.

— Elsa, tú... ¿Ves a Jack por aquí?

— Él vendrá...

— Estás muriendo, Elsa, y yo puedo salvarte.

— No me estás salvando— Elsa hablaba con seguridad, a pesar de sonar débil—. Me estás condenando a vivir.

Tadashi no pudo decir nada.

— Te estás condenando a vivir también— agregó la omega—. ¿No puedes vivir por ti mismo? ¿Al menos en una vida? Por qué no pruebas vivir tu vida, Hamada...

El azabache no tenía palabras.

Los ojos de Elsa se cerraron, dejó de forcejear y Tadashi recargó su liviano cuerpo sobre élla.
La respiración de la omega estaba agitada, casi como si hubiera corrido varios kilómetros, se había agotado en esa discusión.

— Déjame dormir— murmuró la omega, en su pecho—. Y no hagas nada.

Tadashi tardó un segundo en hacerle caso a Elsa, la dejó en la cama, cubriéndola con la sábanas y volviendo a acomodar torpemente el nido, salió del cuarto sintiéndose un poco mal.

Caminó por el pasillo, intentando borrar la idea de que Elsa moriría por su culpa.

Escuchó la puerta de la entrada abrirse, y frunció el ceño.

Escuchó pasos apresurados y al llegar a la escaleras vió a tres personas en su sala.

— ¿E-elena? — murmuró, sintiendo su corazón agitarse al ver a la morena.

Los tres alzaron la vista hacia él, pero un llanto los hizo mirar más allá.

Un sollozo como el de un animal, viniendo desde detrás de la última puerta del pasillo.

— ¿Elsa?

Un intenso olor a café lo hizo voltear de nuevo, viendo a el único de los tres que no conocía, un chico de cabello blanco y pálido, subiendo las escaleras rápidamente.

Su fuerte olor y el bajo gruñido del chico lo hizo apartarse del camino, pegando su espalda a la pared.

Al pasar a su lado, ahora captando el olor a pino, pareció golpearlo por su intensidad.

Vió a aquel alfa entrar al cuarto de Elsa, cerrando la puerta rápidamente.





:)

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