36 | Fin

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- Hace siglos que no veo a Jack. ¿Habrá engordado? ¿Estará más alto?

- Fueron sólo tres meses- dijo Mérida, sin ganas-. Y lo conoces desde hace más de dos años, si no creció ni engordó en ese tiempo no lo hará en unos meses.

- Pero el embarazo te cambia- objetó Mérida.

- Overland no está embarazado, idiota- se metió Jonathan en la conversación-. Él no es el pasivo, ni la omega. Es el que dice que va a comprar leche y no regresa nunca más- Jonathan se rió de su propio chiste.

- Recuérdeme porqué me ofrecí a traerlos- habló Hiccup al volante, en tono de súplica.

Los tres raritos habían hablado todo el camino, sin descanso y habían discutido varias veces por banalidades, o porque se golpeaban sin querer.

Ninguno había querido ir en el asiento del copiloto, así que los tres amigos iban apretándose en el asiento trasero, mientras Hiccup se sentía como un taxista o un padre con sus tres hijos inquietos.

- Porque le querías ver el culo a mi hermano- respondió Rapunzel, con total seguridad, haciendo que Mérida riera, Jonathan se volviera un tomate y comenzara a golpearla, y Hiccup quedará sin palabras.

Segundos después, Hiccup respiró profundamente, reprimiendo el impulso de frenar el auto y dejarlos en medio del camino.

- ¡Cambio de tema! - habló Mérida, con emoción- ¿Creen que a Elsa ya se le note la barriga?

- De comer, quizás- dijo Jonathan.

- De comerse a Overland- corrigió Rapunzel, haciendo que ambos rieran, y que Hiccup les dirigiera una mirada extraña por el espejo-. Sólo son tres meses, se le va a empezar a notar enserio a los seis meses.

- Oye tonto - lo llamó Jonathan, haciendo que Hiccup frunciera el ceño-. ¿Ya saben cómo le pondrán?

El pelimarron negó.

- No creo, tampoco les pregunté.

- Bien, pensemos un nombre- Mérida sonrió ampliamente-. Tengan en cuenta que tendría que ser apto como para un perrito también... Considerando que serán cambiaformas como Elsa.

-¿Cómo le pondrían a un perrito? - preguntó Hiccup, algo divertido por el razonamiento de Mérida.

- ¿Si es niño? ¿O niña? - preguntó Rapunzel, con una mano en su mentón, pensativa.

- ¿Un nombre para perra? Rapunzel - dijo Jonathan, haciendo que Mérida y Hiccup rieran, y esta vez fue la dorada quién golpeó a su hermano pelinaranja.

Continuaron todo el camino de la misma forma, hasta que llegaron a la casa donde sería el babyshower, cuando se quedaron sin palabras al ver el amplio patio con decoraciones, gente bien vestida, y una casa amplia y de diseño moderno un poco más atrás que todas las mesas.

- ¿Esa es la casa del mismo chico con un mugroso departamento de dos ambientes? - preguntó Rapunzel, aunque de forma retórica.

- Me duele la pobreza- Mérida se llevó una mano al pecho dramáticamente.

- Cosas así me dan ganas de tener un sugar daddy- comentó Jonathan, aunque en tono de broma, mientras sostenía la puerta del auto para que Rapunzel bajara por su lado.

- Más que azúcar, creo que tú tipo son los cítricos- comentó la dorada, con una sonrisa, palmeando el hombro de su hermano con fuerza.

Hiccup la miró de reojo, pero Jonathan frunció el ceño, sin entender.

- ¿Un citric daddy? - hizo una mueca y negó-. No suena bien.

Mérida no pudo evitar reír, haciendo que Rapunzel riera también, y que Jonathan se enojara por no entender qué era tan gracioso.

DELTA › JELSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora