Siete.

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No hacía mucho que la viuda había partido con el cadáver de su esposo en la carreta y ahora, el viejo se disponía a descansar un momento para darle rienda suelta a la culpa que sentía por la muerte de Judy, cuando el señor Noah entró en la oficina tomando asiento frente a él.

— ¿Cuándo llegaste Thomas? —Preguntó el Sheriff con un tono muy desanimado.

—Poco antes del mediodía. Robert dijo que querías verme.

—Creo que ya estás enterado que la culpable del hurto fue Judy Patterson.

El hombre de rostro enjuto frente a él asintió sin decir una sola palabra.

—Entonces acompáñame, voy a mostrarte algo.

Ambos hombres se pusieron de pie y salieron a la calle.

—Al parecer encontré tu caballo...

Las sospechas de Thomas, quien antes de entrar a la comisaría había visto el bulto sanguinolento, fueron confirmadas al abrir la lona y descubrir dentro lo que quedaba de su hermoso y orgulloso alazán.

— ¿Qué le sucedió? —Buscó saber llevándose las manos a la boca.

—Coyotes, lobos ¿un puma? No lo sé Tom.

Los ojos del señor Noah brillaron dejando paso a la furia.

— ¿Y la chica? —Preguntó con los puños cerrados— ¿La atraparon? ¡Quiero que pague por esto! ¿Tiene idea del precio de un animal como este?

El viejo se acercó al hombre poniendo una mano sobre su hombro.

—Judy murió también. —Dijo.

—Voy a tener que arreglarme con Gloria para que pague por esto, no me importa de dónde tenga que sacar el dinero —declaró indignado y se retiró.

***

<<Debería abandonarla aquí>>, pensaba Caballo Saltarín, aunque luego recordaba la noche anterior dentro del almacén y se regocijaba en el hecho de haber descubierto un diamante en bruto al que solo hacía falta pulir y desperdigarlo por ahí para acumular riquezas y no tener que arriesgarse más cometiendo él mismo sus atracos.

***

Gloria Patterson no llegó a la oficina de Parker sino hasta dos horas después y cuando apareció se notaba nerviosa e incómoda.

—Pasa Gloria. —dijo el viejo.

Al pasar ella, el Sheriff descubrió golpes en la cara de la mujer, que nerviosa intentó desviar la atención del hombre preguntando:
— ¿Qué noticia hay de ella?

El viejo con rostro grave, se puso de pie y lentamente caminó hasta ella para darle la cruel noticia; esperando claro está, que no fuera necesaria la intervención del Doctor Allen que se encontraba en la misma oficina por si acaso fuera necesaria su presencia.

—Gloria… —comenzó—, no hubiera querido tener que decirte esto…

***

El sueño y el alcohol estaban por vencer al indio, quien después de mucho meditar había llegado a tomar la decisión de engañar a la chiquilla con ese cuento de “Todo al cincuenta por ciento” y enseñarle las bases del robo para hacerse rico a sus expensas.

<<Después de la guerra me iré a México no sin antes matarla>>, pensaba y el sueño lo venció.

Horas después, Judy se sobresaltó al despertar y no recordar dónde estaba. el tufo del licor la trajo de vuelta y recordó el motivo por el cual dormía en el suelo. Al sentarse, vio a Caballo Saltarín roncando sobre la cama con una de las botellas medio vacía en su mano izquierda y un cigarrillo apagado en la derecha.

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