The Rules |Jeon JungKook|

⚜️Capitulo 25⚜️

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-¿Como dices hijo?- el hombre lo observó perplejo, no se esperaba ese comentario.

-Hablo de Soo, son idénticos- respondió el adolescente colocando un semblante neutro.

-¡Ah! Ella...- el señor Kim hizo una pequeña pausa antes de seguir hablando- los castigos y todo eso... debe ser una molestia ¿No es así?

-Es un dolor de huevos- aclaró TaeHyung sin apartar la vista de su padre.

-¿Y como te llevas con tu hermana? Me gustaría verlos reunidos algún día- el doctor mantenía un tono suave, no deseaba ser ofensivo hacia ninguno de sus hijos.

-Ella no es mí hermana, es tu hija y poco más, y hasta donde sé tú ya ni te ocupas de ella, así que casi ya ni es tu hija- el castaño claro se cruzó de brazos y observó hacia la ventana.

Su padrastro bufó y encendió el auto, así comenzaron en trayecto rumbo a casa.

-Si no me ocupo de mis hijas es porque So Min se ha asegurado de que no pueda ni verlas- habló el mayor tratando de mantener la calma- ¿Crees que no me interesan? Son mis hijas TaeHyung, son mí vida.

-Tampoco veo que intentes acercarte, a Soo la haz visto mucha veces en la escuela, y nunca le das importancia- Tae seguía sin mirarlo, observaba la calle y de vez en cuando el cielo- la ignoras, y ella lo nota.

-Tu hermana no quiere verme, cree que no me importa o que la odio, su madre se encargó de convencerla de ello- respondió su padrastro mientras paraba en un semáforo.

-¿Y no crees que solo refuerzas más esas ideas al estarla ignorando?- ambos hombres se miraron fijamente, Tae con una mirada acusadora y el señor Kim con una furtiva, provocando que su parecido con su hija incrementara.

-¿Que insinúas TaeHyung?- el tono del hombre era más bajo de lo normal.

-¿Yo? Nada- el joven rió con satisfacción- solo pensaba en mí verdadera hermana, esa que estudia en el centro de Seúl, en esa escuela tan cara, prestigiosa, con un nivel tan avanzado y que ella no aguanta porque es una tonta.

-¡No te pases de listo TaeHyung!- había logrado enfurecer a su padrastro.

-Y luego pensé en Soo Rin, mí hermanastra, esa que si es tu hija, la misma que asiste a mí escuela, esa escuela asquerosa, con un nivel bajísimo y de la cual la mitad de los alumnos terminarán en la cárcel o en algún local de comida rápida - Tae hablaba despacio, podía sentir la furia de su padrastro desde su asiento.

-¿Crees que yo no quise que Soo estudiarse en Seúl? So Min jamás me hubiese permitido llevar a su hija a la capital- ahora el hombre gritaba, estaba que echaba chispas, su hijastro no tenía porqué meterse en asuntos que escapaban de su comprensión.

-¿Crees que soy idiota? Soo estudiaba allí desde antes de que te divorciaras, y en ese entonces ganabas casi lo mismo que ganas actualmente- TaeHyung rió de forma cínica- ¡Admite de una vez que tú familia original ya no te importa! Ni siquiera reaccionas al saber que tu hija se la pasa toda la semana a sola en un aula vacía llena de malandrines, o que ahora está en un edificio enorme a solas con un casanova ¡Di de una vez que ni siquiera recuerdas el cumpleaños de Sook y aunque la vieses no la reconocerías! Tuviste los pantalones de dejarlas a las tres solas, ahora ten los pantalones de admitir que nunca haz perdido el sueño por ninguna de ellas, jamás.

El hombre estacionó el auto de un golpe, TaeHyung tuvo que colocar sus manos en la guantera para evitar hacerse daño.
El doctor mantuvo su mirada en sus rodillas, y con una voz gruesa y ronca habló: -Estás castigado.

-¿Como dice?- a TaeHyung realmente no le portaba, su reacción ya había dicho suficiente, él tenía razón.

-Que estás castigado, no saldrás hasta nuevo aviso y apenas lleguemos a casa quiero que le des tu celular a tu madre- el señor Kim se escuchaba furioso, era la primera vez que se enojaba tanto con Tae- no quiero que vuelvas a hablar de esa forma sobre mí, y prefería que te abstuvieras de hablar de más sobre mis hijas o sobre tu hermana, si vuelves a tocar este tema estarás en graves problemas conmigo ¿Entendiste TaeHyung?

-Si señor, igual ya me dijo suficiente- Tae trató de esconder su sonrisa, parece que funcionó, pues su padrastro simplemente volvió a acelerar el auto para pasar el resto del trayecto en completo silencio.

TaeHyung observaba de vez en cuando el semblante serio que mantenía su padre, su espalda recta, su seño fruncido, sus labios apretados uno contra otro y sus manos sosteniendo el volante con fuerza.

"No caben dudas de que son familia".

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-¡Ya estoy hasta los huevos de la delegada!- Ji eun arrojó a su oso de peluche contra la pared con toda la fuerza que tenía, la invadía la frustración.

-¿Y ahora que?- Jennie entró al cuarto de su amiga con dos tazas de té de hierbas que les había preparado la criada.

-¡JungKook sigue en la escuela con Soo! ¡Acaba de cancelarme!- la pelinegra arrojó su celular lejos de ella y movió sus pies en tono de berrinche.

-Al menos agradece que no lo expulsaron, le debes una a Soo Rin- Jennie se sentó frente a Ji eun y le entregó una de las tazas para que tomase el té y se calmase un poco.

-¡No le debo nada! ¡Llevo días sola porque ahora JungKook siempre está con ella! ¡Y en la escuela casi ni me habla!- la chica estaba al borde de las lágrimas, de una forma infantil seguía con su pataleta, estaba furiosa con la delegada.

-Deberías tener cuidado- habló la castaña tomando un sorbo de su té, la mayor solo la observó con extrañeza, entonces continuó hablando:- esos dos están pasando mucho tiempo juntos, y serán dos semanas de noches a solas para ellos- le dió otro sorbo a su taza mientras Ji eun la observaba con el corazón en la garganta- sería una lástima que dejases de ser la fijación de JungKook.

-¿Que?- la joven Lee se contuvo para no golpearla- ¡JungKook nunca podría amar a alguien como Soo Rin! Él es muchísimo mejor que ella, nunca podría sentir nada por esa... ¡Tipa!

-Devo ser escéptica al respecto JiJi, no es imposible, al fin y al cabo ellos realmente no sé conocen del todo- dió un sorbo a su té, disfrutaba de quedarse en silencio para molestar a la pelinegra- en un descuido descubren que se llevan mejor de lo que creen.

-Si Park Soo Rin llega a tocarlo haré que lo lamente- respondió la joven Ji eun apretado sus rodillos- es una promesa ¡Haré su vida miserable!