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Capítulo 25: El ángel y el niño.

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Bucheon, 2004

Taekwon me había llamado de nuevo. El vuelo de Nueva York a Dublín fue largo, pero preferí correr a volar. Al menos, en invierno. Correr era la única forma en que podía atrapar tormentas sin que me diera cuenta. Y Europa tenía una forma de hacer tormentas cada vez que sentía mi presencia dentro de ella. Dirigiéndome a casa, atrapé una pequeña tormenta que tomó su último aliento. No era grande ni estremecedora, como me gustaban. Estaba en el medio de una ciudad cuyo nombre y personas eran insignificantes para mí. Fue interrumpido por los ruidos humanos a mi alrededor. Pero mi piel estaba húmeda, y podía oler un poco el aligeramiento alrededor del hedor de la humanidad.

En cuanto al regreso a casa, fue mejor de lo que esperaba.

Cuando llegué a Corea y me encontré en el territorio del Rey, me avisaron de inmediato. Taekwoon era un hombre ocupado, y las tensiones entre asesinos y vampiros habían surgido nuevamente a la luz de varias desapariciones de vampiros.

-Estoy en casa- le dije. Taekwoon ni siquiera levantó la vista de sus informes. En cambio, extendió la mano y abrió un cajón. Sacó un trozo de papel y me lo tendió. -Jon te quiere.

Apreté los dientes. Aunque no pude rechazarlo. Tomé la página y reconocí el desordenado garabato del presidente Jon. Era la dirección de la rama de Bucheon del gremio. Mirando a Taekwoon, era obvio que tenía que irme de inmediato.

Pero podría robar unos minutos al menos. Ha pasado un tiempo desde la última vez que me reí con Heechul o abracé a mi precioso Jongin.

Como si hubiera sabido que iría por él, Jongin me estaba esperando. Se arrojó a mis brazos sin decir nada. Echaba de menos ser mimado por lo que parecía. Por encima de la escalera, Hani me sonrió. Levanté mi hoja de papel en respuesta y su sonrisa desapareció. Como yo, ella había estado en contra de la alianza.

Pero Taekwoon había insistido. Como resultado, había nacido un nuevo equipo secreto. 365. Estaba formado por mí, y dos desencadenados asesinos felices. Asesinos adolescentes. Hace un año tuve una misión con ellos, la primera. Había sido un éxito y nos rechazaron con la promesa de que si el Gremio necesitaba nuestros servicios nuevamente, nos reuniríamos una vez más. Desde entonces, nos llamaron de turno varias veces, y cada vez que me separaba me sentía peor que antes.

Jongin me soltó y abrió la boca, probablemente para hacer una solicitud o un deseo, pero mi cara le habría dicho que no iba a estar ahí para eso.

Corrí de nuevo. Pero no enfrenté tormentas en mi camino. Debería haber sabido que era un presagio.

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El gremio de Bucheon tenía un frente falso de una estación de policía. Me encantó la idea, porque también permitieron la entrada de civiles. Los civiles humanos que tenían problemas humanos fueron dirigidos a contrarrestar 2 a 6. Pero de vez en cuando, los humanos venían con problemas que eran irreales, irracionales y francamente aterradores. Fueron dirigidos al mostrador 1, donde estaba sentado un empleado asesino. Luego, el informe fue enviado al departamento subterráneo, que era realmente el propio Gremio.

Entré en la estación y caminé hacia el primer mostrador. El asesino no me conocía. Pero él sabía lo que significaba mi carta negra. Era miembro del equipo secreto del presidente. Sus ojos se movieron, y me dijo que esperara hasta que llamara abajo. No me senté, porque tan pronto como llamó, le dijeron que me dejara pasar. Eché un vistazo a las distintas estaciones de los detectives en el trabajo, a sus paneles de evidencia desorganizados, y no reuní nada. Cualquiera que sea la misión, tenía que ser algo secreto. Algo malo. De lo contrario, no se habría llamado a Team 365.