Nada en especial sucede en la pequeña localidad de Yarland, como tampoco en la vida de la devota dueña de casa, Jillian Tanner, quien, a sus cincuenta, veinticinco los ha dedicado a Chase, su esposo y a sus tres hijos. Su vida es rutinaria y apacibl...
—¿Qué dices? ¿La propia Martina Adriano? ¿Es tu vecina?
—Así es. —Jillian le dio un sorbo a su bebida—. Ni yo aún me lo puedo creer. Con decirte, que olvide darle mi dirección. ¡Qué buena vecina soy!
—Eso dice bastante. —Le cerró un ojo—. ¿Entonces?
—No me quedó más que sacarme una cuenta en X y enviarle un mensaje.
—Al menos te hizo entrar un poco a la modernidad de la tecnología.
Jillian bajó la cabeza, apesadumbrada.
—Lo sé, lo que aproveché de hacerme también un Instagram —mencionó con una sonrisa inocente—. Tiene unas fotos muy lindas, ya sabes, paisajes, ilustraciones, sus libros...
—Y de ella. Además de guapa, la he visto un par de veces en las redes sociales. —Lily observó con suspicacia a su amiga—. ¿Qué te pareció?
—Es muy agradable —dijo pensativa—. Muy culta.
—Sí, sí, eso lo puedo imaginar. —Lily dejó el café de lado—. Yo me refiero a que si está buena para ti.
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—Por Dios...
—¿Y qué tiene?
—Es joven, Lily.
—Tú también, señorita —respondió riendo—. Muy joven para ciertas cosas.
—Soy una mujer casada, vamos. —Siguió bebiendo—. Mi caso es diferente, fue algo pasajero, y...
—Jill...
—Aparte que ella puede que...
—¿Que ella?
—Esté comprometida. —Jillian quedó pensativa—. Es una mujer estupenda, ¡imposible que sea soltera!
Lily cogió su móvil, comenzando a googlear a la escritora.
—Tiene treinta y seis años, es tauro, mide uno sesenta y...
—Oye, ¿qué haces?
—Pues nada, averiguo el posible polvo de mi amiga.
Jillian de la sorpresa, pasó a llevar la taza, derramando el café.
—¡¿Cómo dices eso?! —interrogó tratando de arreglar el despelote—. Recién la conocí hoy.
—Por algo se empieza. —Su amiga no dejaba de mirar la pantalla—. Espera, acá aparece en repetidas ocasiones con su manager.
—Me imagino, ¡es su manager!
—Sí, pero dicen que es su pareja.
—¿En serio?
—Espera, no, terminaron, ¡es una buena noticia!
—Ay, Lily...
—Lástima —comentó—. Tengo entendido que incluso se iban a casar, pero ahora que lo recuerdo...