Estefanía era una chica afortunada, siempre lo supo, pero nunca supo apreciarlo.
Tuvo todo lo que quiso en el momento que lo quiso, pero no pensó que en algún momento lo perdería...
Un día, luego de discutir con sus padres porque no la dejaron salir con sus amigas, ella se escapa para ir con estas, pero nunca imaginó que en el camino la secuestrarían.
Para cuando se dio cuenta, estaba atada y amordazada en una silla, desorientada y algo dolorida, Estefanía empezó a forcejear contra las ataduras pero fue en vano ya que no pudo ni siquiera aflojarlas un poco.
Cuando se cansó de intentar, abrieron una puerta y entro una mujer quién se rió al ver a Estefanía.
─ ¿Disfrutando la estadía querida?─ Pregunto la mujer a lo que Estefanía respondió con una leve sacudida y algo que sonó como un gruñido a través de la mordaza. ─Eso creí, qué bueno que disfrutas y disfrutarás más cuando te diga que haces aquí─ La mujer se acercó a Estefanía y susurró. ─Vas a trabajar para mí, mataras gente para mí─ Estefanía, con los ojos como platos, soltó un grito que fue silenciado por la mordaza, estaba alarmada por las palabras de la desconocida. Esta agrego: ─Ahora me perteneces Estefanía, ahora perteneces a mi mafia...─ Con estas palabras la mujer salió de la habitación, dejando a Estefanía en un mar de lágrimas mientras pensaba lo peor...
Ahora, casi 3 años después, Estefanía ha matado a 80 personas a sangre fría con casi 18 años cumplidos, atrapada en un lugar del que no puede salir porque la monitorean todo el día y cualquier paso en falso puede poner su vida en riesgo.
La última misión que se le asignó a Estefanía fue seducir y luego matar al detective encargado de su caso, Evan, Estefanía piensa cumplir la misión, pero al empezar se da cuenta de que el detective es alguien increíble y muy guapo y Estefanía no puede evitar enamorarse de él, a tal grado de que cuando la mandan a matarlo ella se niega poniendo su vida y la de él en riesgo...
¿Quién creería que al intentar matar a alguien termines enamorándote?