Capitulo 5

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Evan

Trabajo, trabajo y más trabajo, juro que cuando termine con este caso, voy a tomar unas vacaciones eternas.

Miro y miro el mapa, tratando de averiguar donde se esconde esta maldita asesina, ya he registrado toda el área de Nueva York y no encuentro ningún lugar en donde ella se pueda esconder, es peor que una rata.

Cierro la laptop y me levanto de mi silla, necesito un descanso, salgo de mi despacho hacia la terraza de mi penthouse y me quedo mirando el amanecer, nunca me voy a arrepentir de haberme mudado a Manhattan y tampoco de los miles que me gaste en este departamento.

Sigo viendo la ciudad hasta que un sonido interrumpe mi tranquilidad, mi celular, regreso al despacho y al tomarlo veo me llama mi hermano Alex ¿y ahora este que quiere?

- ¿Qué quieres enano? - Le dije apenas contesté.

- ¿Te has dado cuenta de la hora qué es?- Me preguntó casi gritando

 - Son las siete de la mañana, ¿por qué?- Pregunte extrañado, seguro se fue de fiesta y no sabe ni donde está parado.

- Evan... ¿sabes por lo menos qué día es?- Pregunto con un tono que reconocí como cansancio.

 Esa es otra de las cosas que me tiene harto de este caso, pierdo la noción del tiempo a tal grado de que no sé qué día es. Busco mi calendario y veo que es lunes, jodeeeeer, en este momento tengo que estar en la oficina.

- Es lunes- Respondo así sin más mientras corro a mi armario para buscar un traje y ponérmelo lo más rápido que pueda, es una suerte que ya me haya duchado, tengo que llegar a la oficina pero ya.

- Exacto gilipollas, LUNES, te espero aquí en 10 minutos, tienes que ver esto- Dijo y cortó la llamada sin darme tiempo para responder, ¿Qué tengo que ver?

Agarro rápidamente la información que tengo en mi escritorio sobre el caso y lo meto en mi maletín, no es mucho a decir verdad, solo más de lo mismo, testimonios, algunas pequeñas huellas en las escenas del crimen, sospechosos y las victimas, pero nunca nada en concreto que me lleve a la dichosa asesina. Salgo de mi departamento y bajo al estacionamiento para montarme en mi deportivo y salir, tan rápido como puedo, hacia la oficina.

Quince minutos después, llegue a la oficina, estacioné el auto y salí prácticamente corriendo para llegar rápido a la unidad de homicidios, mi lugar de trabajo.

Cuando las puertas se abren, lo primero que veo a es mi hermano con el ceño fruncido mirando su reloj y cuando levanta la vista y me ve, camina hacia mí y pasa su brazo por encima de mi hombro diciéndome:

- ¿Tú noche fue activa hermanito?- Me pregunto con una sonrisa fingida.

- Que te den Alex, sabes perfectamente que no tengo tiempo para eso- Conteste serio.

- Y es por eso que siempre cargas un humor de perros, a ti te falta sexo- Se burló, ¿no les pasa que tienen ganas de golpear a alguien pero no pueden? Pues es lo que quiero hacer con este idiota ahora.

- ¿Dónde está David?- Cambié de tema, no quiero hablar de mi vida sexual ahora.

- De eso quería hablarte, no sé cómo te lo tomarás pero tengo que decírtelo- Dijo mientras caminábamos hacia mi oficina, abrí la puerta y deje mis cosas en mi escritorio, encendí mi ordenador,  me quité la chaqueta y me senté en mi silla.

- ¿Paso algo?- Pregunte.

- Llego alguien nuevo para ayudarte con el caso, dicen que viene de Washington con más información que podría ayudarte, pero no he podido ver quién es- Me contó.

La SeductoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora