Atrapada, asi me siento siempre. Estoy sola en mi habitación fumando mi tercer cigarrillo del día, sé que es malo para mi salud pero me ayuda a aliviar el estrés.
Expulso el humo que hay en mi boca cuando siento que alguien toca mi puerta, me levanto de mi cama y me acerco a la puerta, al abrirla veo a Megan, la única amiga que tengo en aquí y la única persona lo suficientemente confiable, la dejo entrar pero la miro extrañada al ver la cara alegre que trae ¿y ahora qué le pasa?
─Corren los rumores de que tienes una nueva misión─ Dice al fin cuando se sienta en mi cama mientras agarra el cigarrillo a medio consumir que tenía yo antes de que ella llegara.
Solamente puse los ojos en blanco y le dije: ─Me da igual, rumores o no rumores siempre término matando a alguien─ Me senté a su lado y le saqué mi cigarrillo de la boca para terminármelo. Megan, por raro que parezca, le gusta estar aquí, dice que fue la mejor manera de escapar de sus padres, y es por eso que siempre sonríe, porque le gusta estar aquí.
─ ¡Oye! Es de mala educación quitarle algo a una persona sin su permiso─ Me acusó mientras trataba de quitarme el cigarrillo.
─Entonces la mal educada aquí eres tu porque yo no te di permiso de agarrar mi cigarrillo─ Contraataqué y ella me sacó la lengua infantilmente, solté una carcajada por su actitud.
─Bueno ya, volviendo al tema principal ¿qué harás si los rumores son ciertos?─ Pregunto ella poniéndose seria.
Hice una mueca indiferente y respondí: ─¿Qué más puedo hacer? Tengo que aceptar la misión y llevarla a cabo
─Perlita... sé que no te gusta hacer esto, en algunas de estas misiones podrías escapar y...─ La interrumpí
─ ¡Y sería solo cuestión de minutos para que un tipo llegara y me plantara una bala en la cabeza!─ Grité mientras retenía las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos. ─Megan entiende, planeo salir de aquí pero no quiero salir muerta─ Dije agarrándola por los hombros y mirándola directo a los ojos
─Lo sé... pero yo... yo solo quiero ayudarte ¿sí? Siento que hay más para ti en este mundo que esto─ Dijo señalando la habitación en la que nos encontrábamos. ─Perlita algún día tienes que intentarlo─ Agregó utilizando el apodo que me puso desde que llegue aquí
─Y algún día lo haré pero tengo que estar segura de que es el momento apropiado─ Dije con seguridad intentando calmar su angustia aunque sea un poco. ─¿Y quién sabe? Tal vez esta misión de la que tanto están hablando pueda ser mi boleto de salida de este infierno─ Dije dándole mi mejor sonrisa.
─Esperemos que sí, eres como un grano en el culo─ Dijo esta riendo.
Agarré una almohada y le pegué.─ ¿Ah sí? Pues eso no me lo decías anoche cariño
─En tus sueños me tendrás en tu cama Perlita─ Agarró la otra almohada y me devolvió el golpe.
─Si no te has dado cuenta cariño, estas en mi cama ahora─ Me burlé mientras ella se levantaba y me daba otro golpe, se lo devolví y empezamos una guerra de almohadas, reíamos como unas niñas tontas, que bipolares somos, en un momento ella me trae malas noticias y al otro estamos peleando con almohadas, adoraba estos momentos con ella. Pero siempre lo bueno dura poco porque en un momento tocaron la puerta y tuvimos que parar nuestro juego. ─Adelante─ Dije mientras ambas dejábamos las almohadas en su lugar y mirábamos a la persona que acababa de entrar. ─Hola Noah, buenos días─ Noah era otro de nosotros o como yo suelo llamarnos "los niños perdidos" ya que la mayoría de nosotros fuimos traídos aquí en contra de nuestra voluntad.
─Buenos días Perlita, hola Meg─ Dijo mostrando una sonrisa que aunque parecía autentica, no llegó a sus ojos. ─Yo...─ Empezó a hablar de nuevo pero lo detuve.
─No digas más, te envió Ella ¿verdad?─ Hablé refiriéndome a la dueña de este infierno.
Él solo asintió. ─Me temo que si, al parecer hay una nueva misión para ti─ Dijo.
─Cuando las cosas son ciertas, Meg vino a decirme lo mismo─ Dije con una risa falsa. ─Iré a ver que quiere─ Me encaminé a la puerta, pero Meg me detuvo.
─ ¿Perla?─ Me llamó.
─ ¿Qué?─ Contesté volteándola a ver.
─Espero que esta sea la misión que estas esperando─ Dijo brindándome una cara de compasión.
─Ojala Meg, ojala lo sea─ Regresé la mirada al frente encontrándome con Noah que me esperaba con su sonrisa fingida en la puerta. Salí y él me siguió poniéndose a la par mía. -─Deja de mirarme asi Noah, no voy a morir─ Dije cansada de sentir su cara de lastima
─Perlita entiende, vas a cumplir 18 en unos meses, tienes toda una vida por delante y aún no haces nada para salir de aquí─ Susurró él ya que las paredes aquí tienen oídos
─Tranquilo Noah, saldré de aquí─ Susurré para luego seguir caminando hasta llegar a la puerta de la sala donde siempre me asignaban las misiones. ─Bienvenidos al infierno, a partir de aquí, abandone toda esperanza─ Dije con una voz dramática y grave, sacando en Noah una pequeña risa. ─Te veo en mi cuarto con Meg ¿sí?─ Dije mientras abría la puerta y entraba, él solo asintió. ─Adiós─ Dije antes de cerrar la puerta, suspire, aquí vamos otra vez...