Una semana había pasado desde que empecé la misión, ahora estamos empezando el mes de noviembre, quiere decir que, cada vez falta menos para acabar con esto.
La renovada determinación de Evan en el caso me está exasperando, pero es normal, al tener una nueva pista luego de tanta oscuridad debe ser un milagro para él.
Agarro mi teléfono y al ver la hora abro los ojos sorprendida y lo llamo:
─Evan ─Él no me mira y sigue viendo algo en la pantalla de la computadora. ─ ¡Evan! ─Lo volví a intentar consiguiendo llamar su atención. ─ ¿Tienes idea de qué hora es? ─Le pregunté.
─ ¿Las cuatro de la tarde? ─Preguntó volviendo su atención a la pantalla.
─Son las 11 de la noche Evan, hay que ir a descansar ─Le dije con un tono de cansancio.
─ ¿En serio es tan tarde? ─Preguntó a la vez que agarraba su celular y veía la hora. ─De verdad lo siento Perla, el tiempo se me paso volando ─Dijo apenado.
Sip, me llamo Perla, luego de una semana le dije que no me llamara más Stephanie y que simplemente me llamara Perla, Stephanie es un nombre muy largo.
─Ya no importa, solo quiero ir a dormir ─Dije mirándolo somnolienta.
─Será lo mejor ¿necesitas que te lleve a casa? ─Preguntó mientras empezaba a recoger sus cosas, yo lo imité.
─No te preocupes, avisaré para que me vengan a buscar ─Dije.
─ ¿Quién viene por ti? ─Preguntó de nuevo, a veces no se da cuentas de que hace demasiadas preguntas.
─Mi primo, vivo con él y con unos amigos en su casa ─Mentí, aunque no del todo.
─Ya veo.
─Le diré que venga por mí ─Dije agarrando mi celular.
─No lo molestes, ya es tarde y para compensarte por retenerte aquí te llevaré a casa ─Dijo sonriéndome y apagando la computadora.
Le sonreí devuelta y asentí, tal vez Joe ya este durmiendo o quizás este tocándose viendo fotos de Kim Kardashian, yo que sé.
Bajamos al estacionamiento y él se acercó a un deportivo rojo. Lindo auto. El me abrió la puerta como todo un caballero y yo reí, me monté y esperé hasta que él se montó también del lado del piloto. Puso la dirección que le dije en el GPS y salimos del estacionamiento.
Decidí encender la radio, Rather Die Young de Beyoncé está sonando en este momento, yay, la amo. Empiezo a tararear la canción mientras cierro los ojos y me relajo en el asiento.
─Te gusta Beyoncé ¿eh? ─Pregunto.
─Eso no se pregunta ─Respondí en un tono obvio.
El sonrió y me miró por un momento ─ ¿Así que tengo en mi auto a una pequeña feminista?
─La verdad es que si, asi que ten cuidado ─Sonreí con suspicacia.
─Guarda tus uñas gata, soy inofensivo ─Se defendió.
Yo simplemente reí y seguí escuchando las canciones que pasaban en la radio, veía las calles de Manhattan por la ventana, tan solas pero a la vez tan vivas y llenas de color que es sorprendente.
Luego de unos minutos, y por la falta de tráfico llegamos al portón de la casa que automáticamente se abrió dejándonos entrar. Evan llegó a la entrada, frenó el auto y me miró.
─Gracias por traerme ─Hablé antes que él.
─Gracias a ti por acompañarme hasta esta hora en la oficina ─Sonrió un poco apenado. ─Como podrás darte cuenta, este caso me hace perder la noción del tiempo.