Capitulo 3

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Estuve hablando con Megan, Noah y Patchi durante mucho rato, aún no puedo creer que esto esté pasando, tengo que matar a un detective para conseguir me libertad ¡qué se joda el detective! Quiero salir de aquí más que nada en el mundo.

- ¿Ya ella te dijo cómo se supone que vas a matar al poli?- Pregunto Patchi

- Noup, aún no tengo la menor idea de lo que debo que hacer- Respondí simplemente encogiéndome de hombros

- Me imagino que no te dijo mucho porque seguro tenía otro “cliente” esperando por ella en su oficina- Bromeo Noah, todos reímos

La razón de estos chistes hacía ella es porque un día Noah y yo íbamos a darle el informe de una misión que habíamos hecho juntos y cuando entramos, nos encontramos con ella y un tipo fornicando como conejos encima de la mesa de su oficina, por suerte no nos vio y pudimos salir antes de que se diera cuenta de que la vimos, fue asqueroso pero al fin logre sonreír luego de tanto tiempo sin hacerlo y cada vez que lo recuerdo me río.

Sonó la campana, maldita sea, es hora de dormir, cada uno de nosotros tenemos que estar en nuestros cuartos antes de que suene la segunda campana y cierren los cuartos. Megan, Noah y Patchi, apenas me dijeron un adiós y salieron de mi habitación corriendo como alma que lleva el diablo. Tres minutos después sono la segunda campana y sentí el sonido de la puerta al cerrarse.

Me levanto de mi cama y voy hacia mi pequeño armario, saco un pantalón holgado y chaqueta de lana, esa es mi pijama, voy al diminuto baño que tengo y me cepillo los dientes, me peino y me cambio, vuelvo a la habitación y apago la luz, me acuesto en mi cama y prendo la lámpara que está en mi buro, veo mi caja de cigarrillos y planeo fumarme uno, cambio de idea, si voy a salir de aquí tengo que dejar los vicios, quiero que cuando mis padres me vean piensen que no he cambiado nada, definitivamente cuando salga de aquí seré diferente.

Al día siguiente

Suena la campana, tengo que levantarme pero no quiero, siempre en las mañanas soy así, este donde este, nunca me levanto cuando se supone que debo hacerlo.

Escucho la puerta abrirse. Joder, que no sea ella…

- Tienes suerte de que sea yo niña floja- me dijo una voz que reconocí como la de Patchi. Gracias al cielo…

- Me has quitado diez años de vida muchacha loca, ¿cómo te atreves a entrar así a mi cuarto?- Pregunte mientras me desprendía de la cómoda almohada y le daba la cara

- ¡Oh perdone usted Majestad! No era mi intención molestarla en su sueño de belleza ¡Por favor tenga piedad de mi alma y no me mande a limpiar los establos!- Dijo con dramatismo mientras se arrodillaba ante mí implorándome. Estallé en carcajadas al ver su escena, está completamente loca.

- Tendré que pensarlo hija mía, por ahora solo quiero saber qué demonios haces aquí- Pregunte. Es raro verla tan temprano por aquí.

- Me levantaron temprano, casi mato a Joe cuando lo hizo, pero me dijo que ella me mandó a llamar- Me explico. Joe es uno de los mastodontes que tiene ella como guardaespaldas, pero a la vez es nuestro amigo y nos trata bien.

-¿Para qué? ¿A qué ser humano le tienes que arruinar la vida con uno tus asquerosos peinados?- Pregunte riendo cínicamente.

En este lugar del infierno, Patchi se encarga de preparar a los prisioneros que van a salir a misiones para que no los reconozcan. Tiene que cambiar la apariencia de las personas con algo diferente cada vez. Yo simplemente me coloco una peluca y utilizo una técnica diferente de maquillaje, no pienso cambiar el hermoso color de mi cabello, es un castaño hermoso. En cuanto al maquillaje, tengo que admitir que no me gusta mucho el maquillaje, solamente me gusta el delineador (solo si es negro), un poco de rímel, el labial y las sombras de ojos, lo demás pienso que es una carga para la cara de una mujer, la idea es verse linda y natural, no parecer un payaso en el circo, es por eso que no dejo que Patchi me ponga muchas cosas en la cara.

La SeductoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora