Al día siguiente, Lucas desayunaba antes de salir de viaje con Alfred y su banda, mientras leía el periódico...
"Amaia Romero, la guapa presentadora de melodías en la noche, una de las estrellas de la gala"
Al ver ese titular, Lucas leyó atento todo el artículo sobre la entrega de premios de la pasada noche, y sobre todo, se fijó en la foto de Amaia recogiendo el premio... "Pues es guapa y todo...", pensó Lucas acordándose de su amigo Alfred.
Tras terminar de leer la noticia, Lucas se terminó el café y se fue a la habitación de Alfred...
⦁ ¡Buenos días por la mañana!
⦁ ¿Y esa alegría?
⦁ Jaja alegría la que te va a entrar a ti ahora...
⦁ Ojalá tengas razón... pero, ¿Por qué lo dices?
⦁ Anoche le dieron el premio a "Melodías en la noche", y tu querida Amaia fue a recogerla
⦁ Me alegro mucho
⦁ Si, pero mas te vas a alegrar cuando la veas... en este periódico viene la foto jaja
⦁ ¿En serio?
⦁ ¡Claro!
⦁ Déjamelo...
⦁ No, Alfred, primero suspira, no sé, crea emoción... después de tanto tiempo conociendo de ella solo la voz, por fin vas a saber como es físicamente jaja
⦁ Jaja que payaso eres... ¿Es guapa?
⦁ La verdad es que sí...
⦁ ¡Ay!, ¡Dámelo ya!
⦁ Jaja venga, toma...
Lucas le dio el periódico a Alfred señalándole directamente la foto de Amaia...
Alfred, al ver la foto, se quedó paralizado totalmente... Lucas pudo ver como su cara empalidecía por momentos...
⦁ ¡Alfred!, ¿Qué pasa?
⦁ No... no... no puede ser...
¿El qué no puede ser?
Alfred sacó del bolsillo su cartera y de ella la foto que Sabrina le había dado en el pase VIP de Pamplona en la que aparecía Amaia...
Tras mirar las dos fotos durante unos segundos, Alfred le dio la foto de Amaia y Sabrina a Lucas...
⦁ Es la misma, Lucas... ¡Es la misma!
⦁ ¿Cómo...?
Lucas miró las dos fotos y comprobó que, efectivamente, las dos eran la misma persona...
⦁ Es ella... ahora comprendo todo... el horario de trabajo, las palabras de Amaia en la radio... ¡Todo!, hasta el mail que me envió diciéndome que había recibido una recompensa por su trabajo... ¡Era esta!
⦁ Jamás me imaginé esto... pero, Alfred, ¿Tu nunca sospechaste nada?
⦁ No... bueno, había detalles que me parecían curiosos porque a veces si que se parecían, pero...
⦁ Claro... no hay no hay otra explicación, Alfred
⦁ ¿A qué te refieres?
⦁ ¡Sois los dos igual de tontos!
⦁ ¿Y eso a qué viene ahora...?
⦁ El sábado pasado, los dos tuvisteis miedo de deciros quienes erais en realidad, y decidisteis coger el camino más fácil pero más doloroso
⦁ Estamos los dos igual... ¿No?
⦁ Sí... ¿Qué vas a hacer ahora?
⦁ No lo sé... necesito pensar, Lucas...
⦁ Bueno, pienso también que en 6 días la ves
⦁ Ya, lo tengo en cuenta...
Alfred estaba totalmente confundido, colapsado quizás... no sabía muy bien como encajar ahora las piezas del puzzle, como ordenar todo en su cabeza de tal manera que quedase claro que la Amaia que la había enamorado con su voz y la Amaia que le había enamorado con su vida eran la misma persona...
Sabía que tenía esa semana para pensar que haría, ya que el sábado por fin la vería... ¿Qué hacer?, la quería, sí, pero estaba confundido...
Durante esa semana, tan solo pensaba en ella, en qué hacer, en qué le decía su corazón y qué opinaba su cabeza... y por las noches, al escuchar su voz, no podía evitar llorar...
Mientras tanto, Amaia, ajena a la sorpresa que le esperaba el jueves con la llegada de Sabrina, seguía el ritmo de la semana como todas, aunque no podía evitar seguir echando de menos a Alfred... "¿Por qué le quiero tanto?", se preguntaba a cada hora...
Sabrina, en la distancia, y Mª Angeles y las chicas de Madrid, la ayudaban y animaban todos los días, cosa que ella agradecía aunque su corazón siguiese llorando por Alfred...
Por las noches, en el programa de radio, cada palabra que pronunciaba iba dedicada a él, en ellas dejaba ver su sentimiento de añoranza, y todas llegaban a Alfred, que ahora comprendía todo perfectamente...