Ya pasaron algunos días desde la discusión que tuve con mis hermanos. Ahora, voy camino a casa de Violet junto con mi padre, es la primera de varias visitas. Estamos a corta distancia, tal vez treinta o cuarenta minutos.
—Escuché que viste a tus amigos hace unos días— Comenta mi padre. Cuando me reúno con ellos, suelo contarle de qué hablamos aunque solo hablemos de cuando vivíamos juntos— ¿Cómo han estado?
—No resultó bien, padre. Quería hablarles de mi nueva asistente y pareja pero solo obtuve advertencias— La mirada de mi padre no parecía sorprenderse— Los cuatro se molestaron tanto que se fueron, no confían en Ivy.
—Es normal, hijo. Una desconocida aparece de la nada y se convierte en tu compañera. Yo también desconfiaría.
—¿Lo hace?— Lo miré fijamente para hacerle saber que no bromeaba.
—Confío en ti.
—¿Y en mi madre? ¿También confía en ella?
—No estamos hablando de ella...
—Lo sé— Lo interrumpí— Pero los padres de los muchachos lo hacen, ellos también. Luke dijo que mi madre no lo ha estado entrenando como debería y ya todos saben que no entrega reportes. Sé que la distancia que hay entre ustedes no te importa porque estás con Diane pero el hecho de que mi madre no esté en casa por meses no deja un buena impresión ante los demás.
—Son solo rumores, no hagas caso. Si tu madre estuviera dejando de lado sus deberes, ya habría hecho algo al respecto, ¿No crees?
—Eso pensé y lo dije, pero solo parecía que trataba de no ver la verdad.
—No hagas caso, ya verás que todo se aclarará.
—Está bien, padre.
Sabía que solo eran rumores absurdos. Mi padre jamás dejaría que las cosas se salieran de control y tampoco diría algo para hacer quedar mal a mi madre.
Al poco tiempo llegamos al hogar de las brujas. Diane y Violet nos recibieron con calidez, igual que la vez pasada. Para conocernos un poco más, Violet me invitó a un pequeño picnic junto a un lago que está cerca de su casa.
Al llegar, montamos el picnic y nos sentamos a disfrutar del paisaje y la comida, a pesar de que era de noche pasábamos un agradable momento juntos. Me intrigaba el como para ser de noche la oscuridad no invadía el lugar, al mirar al cielo obtuve mi respuesta; una enorme, brillante, hermosa y hechizante luna llena. Era maravillosa y cautivadora esa luz que parecía ser capaz de iluminar hasta la más oscura y lúgubre de las noches.
Violet se dio cuenta de lo perdido que me encontraba admirando la belleza de la luna.
—Parece que te gusta mucho la luna.
—Ésta sí— Dije sin bajar la mirada.
—¿Qué la hace diferente a las demás?— Cuestionó intrigada. Para ella tal vez era una luna llena cualquiera, para mí, no.
—La luz que emite. El lugar donde se encuentra la residencia está protegido por una barrera mágica que no deja que los humanos que acampan cerca o que van de paseo, se acerquen. Tampoco deja pasar la luz del sol, por ende, todo el tiempo es de noche.
—O sea, ¿Jamás habías visto una luna llena?— Lo dijo tan sorprendida e incrédula.
—Sí las había visto pero solo en las fotografías de libros de astronomía. Nunca en persona. Desde la residencia solo se pueden ver las estrellas.
—Se nota que te gusta el cielo nocturno.
—Me encanta. Siempre he pensado que mi vida es una noche oscura y mis amigos y mi padre son estrellas que le dan un poco de luz.
—¿Y quién es tu luna llena?—Me quedé callado unos momentos, no había conocido a nadie que iluminara mi vida de esa manera y no creo que exista alguien capaz de hacerlo. Ivy no lo era y jamás lo sería, su belleza deslumbra y te deja ciego por un momento, al igual que el flash de una cámara.
—Nadie... no creo que exista una persona así para mí, soy un demonio, un ser sin alma, condenado a la oscuridad.
—Eso no es verdad, tú, al igual que nuestro padre, son distintos a los demás demonios. Solo es cuestión de tiempo para que la luna de tu noche llegue a esa fase.
Por un instante me sentí avergonzado e inseguro. Había confesado el secreto que más celosamente había estado ocultando de los demás. Pero sé que Violet es una persona de confianza para mi padre, por lo cual le daré una oportunidad.
—Hay una chica, su nombre es Ivy. Es una asistente que mi madre asignó para mí, es muy hermosa pero no creo que pueda ser mi luna.
—Dale la oportunidad, no todo lo que parece malo, lo es. Quizá cautive tu corazón— Reí ante su comentario.
—Yo no tengo alma, soy un demonio. Sin alma no te puedes enamorar, las uniones entre demonios no son por amor, sino por conveniencia. Es mi destino y ya lo acepté.
—Yo no creo eso. Pero de cualquier manera, dale una oportunidad a esa chica de la que me hablas. ¿Qué es lo peor que puede pasar?
Violet tiene razón, lo peor que podría pasar sería que peleáramos y ella se marche. Lo mejor sería que formásemos un vínculo.
—Mis amigos desconfían de ella, dicen que su reputación no es precisamente impecable.
—¿Quién en esta vida es perfecto? ¿Y quién mejor que un demonio para ser perfectamente imperfecto?
—Tienes razón— Le sonreí— Gracias por escucharme.
—Para eso somos los amigos. Vámonos, mamá preparó algo delicioso para merendar.
Levantamos el picnic y regresamos. El resto del fin de semana transcurrió normalmente.
Para cuando llegue a casa los deberes ya estaban esperándome y también Ivy, a quien invité a pasar la noche en mi habitación; con insomnio, tengo que aprovechar cada momento libre que tengo y con esta clase de compañía es mejor.
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Insomnio [COMPLETA]
SpiritualOdio mi vida... A la mayoría de las personas les suele pasar algo parecido a mí; tienen que vivir una vida que siguen sabiendo que habrá un fin a todo el día de su muerte. Es parecido, porque para mí la muerte es una idea que provendría de uno de es...