XVIII.

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De nuevo estaba allí, en aquel lugar que mi cuerpo debía pasar antes de ir al pasado.

Todo era totalmente desolador, oscuro e inclusive misterioso llegando a ser tétrico. Me levanté del suelo dispuesta seguir mi viaje ya que Axel era mi centinela del otro lado.

¡Esperen un momento!

¡Axel está aquí!

—¿Qué demonios es esté lugar?—preguntó, derrochando asombro y con su boca abierta en una gran "O".

—Espera, espera, ¿cómo rayos es que estás aquí?

Él se encogió de hombros sin saber una respuesta y prosiguió a caminar delante de mí. Lo sujeté por el hombro solicitando respuestas.

—¿Qué hiciste en el momento que cerré los ojos?—sus ojos captaban las llamas que emitían los míos y su sonrisa ladina apareció.

—Para tu, información, cariño, cuando cierras los ojos, tu cuerpo desaparece y reaparece en fragmentos de segundo—explicó, haciendo énfasis en mis momentos de viajes.

—Ajá. ¿Y luego?

—Y, luego... cuando volví a verte de nuevo, sujeté tu mano fuertemente en un intento de despertarte, pero como verás—hizo ademán del lugar donde nos encontrábamos—terminé aquí.

Mis ojos estaban abiertos y mi corazón había acelerado sus latidos, ¿qué tan peligroso era que otra persona viajará al pasado? Hasta los momentos yo había logrado salir intacta completamente, pero, ¿él?

—Venga. No me voy a morir, si eso es lo que piensas—desnudó mis pensamientos, para proseguir caminando.

—Eso espero. No te protegeré siempre—advertí falsamente, en un vano intento de rudeza.

—Vale, vale, señorita. Y ahora, ¿qué hacemos?—preguntó ansioso por el siguiente paso en los viajes.

—Esperar eso.

—¿Eso?—preguntó y señalé aquel extraño y neón agujero que se estaba formando.

—¡Apresurate!—grité, haciendo que me siguiera para posteriormente ambos saltaramos dentro del peculiar y poco seguro agujero.

~★~.

Había despertado en un lugar distinto, no era aquel verdecino campo, era una clase de habitación con cuadros de...¿los Beatles?

Me levanté rápidamente de lo que parecía ser un colchón e inspeccione todo a mi alrededor, encontradome así con los ojos violeta de aquella castaña que parecía tener mi edad.

—¿Quién eres?—pregunté, tomando una posición defensiva ante ella.

Ella chasqueó la lengua y luego soltó una risa sarcástica.

—¿Crees que estás en posición de preguntar quién soy?—sus ojos me analizaron de arriba abajo deteniéndose en mi rostro—eres tú quién está en mi habitación.

Touché, la chica tenía razón, no estaba en ton ni son de exigir cuando no sabía dónde me encontraba. Asentí y pacíficamente me fui levantando de la cama hasta estar frente a ella y extender mi mano en forma de presentación, está la correspondió en un efusivo apretón.

—Annielies Colesther—dije, sonriendo. Aquella chica me emitía una desconocida aura de confianza.

—Judith Colesther, a tus servicios.

Mis sentidos tuvieron una clase de entumecimiento y por lo que veo, mis manos comenzaron a sudar, aquella joven sonriente frente a mí...¡Era mi abuela!

—¡Tú eres!—grité, quitando bruscamente mi mano.

—No tenía certeza de que vendrías, solo lo esperaba—confesó, sonriendo aún más.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2019 ⏰

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