Capítulo 1

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-Por supuesto que no vamos a renovarle el contrato. El Banco Malfoy no es lugar para directores de fondos que no saben realizar su trabajo- dijo Draco Malfoy con el ceño fruncido. Delgado, alto, de pelo rubio cenizo, ojos grises profundos y guapo, aunque de rasgos duros, el señor Malfoy era un banquero internacional y un hombre muy ocupado que consideraba aquella conversación una pérdida de tiempo. Blaise Zabini, su director de recursos humanos, Carras peó.


-Había pensado que... quizás hablando con Crabbe conseguiríamos que volviera al buen camino- dijo Zabini-


-Yo no doy segundas oportunidades a nadie -lo interrumpió Draco Malfoy con voz tajante-. Por si no te has dado cuenta, nuestros clientes, tampoco. Está en juego la reputación de mi banco. 


Blaise Zabini se dijo que también estaba en Juego la reputación de Draco como uno de los banqueros más inteligentes del mundo. Draco Malfoy, millonario suizo descendiente de nueve generacio nes de banqueros era considerado por muchos como el más brillante de todos ellos.


A pesar de su inteligencia y de su enorme éxito profesional, no tenía piedad con los empleados que tenían problemas personales. De hecho, su falta de humanidad daba pánico.


Aun así, Gregory Goyle hizo un último esfuerzo para in terceder por el empleado caído en desgracia.


-Su mujer lo dejó el mes pasado...


-Soy su jefe, no su psicólogo -contestó Draco-. Su vida privada no es asunto mío.


Una vez aclarado aquello, Draco se metió en su ascensor privado y se dirigió al aparcamiento. Mientras conducía su Ferrari seguía enfadado.


¿Qué clase de hombre dejaba que la pérdida de una mujer interfiriera en su meteórica carrera? Draco decidió que su empleado tenía que ser un hombre débil y sin disciplina.


Desde luego, un hombre que lloriqueaba mien tras contaba sus problemas personales y que espe raba que se lo tratara de manera especial por ello era un anatema para él.


La vida era todo un reto en sí misma y Draco lo sabía porque había tenido una infancia de felicidad austera cuando su madre se había marchado de casa cuando él tenía dos años. Con ella se habían desvanecido las esperanzas de criarse con amor y cariño.


Cuando contaba cinco años, había ingresado en el internado de Hogwarts y sólo había recibido permiso para ir a casa cuando sus notas habían cumplido las eleva das expectativas de su padre. 


Desde pequeño le habían enseñado que tenía que ser duro y fuerte y que jamás debía pedir favores ni tener esperanzas de ningún tipo.


Mientras estaba en el atasco de la hora de comer de Ginebra, sonó el teléfono de su coche. Era Theodore Nott, su abogado.

-Creo que es mi deber, como tu representante legal recordarte que tenemos cierto asunto pen diente le dijo en tono divertido-


Herencia Malfoy - Hermione y Draco by: PersefonneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora