Capítulo V

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Capítulo V


—¡Esto no te incumbe a ti! —menciono con desdén el arcángel Gabriel mientras lo ignoraba.

—¡Claro que me incumbe obtuso angelito!

—¡Paimon! Ten más cuidado con lo que dices, trata bien a nuestro invitado. —intervino el misterioso ser mientras de su túnica azabache salía una reluciente serpiente negra con ojos rojos como el mismo rubí.

—Ya escuchaste, así que has caso. —agrego el arcángel haciendo un ademán de manos para que se callara.

—Como usted diga amo, como usted lo diga. —Paimon bajo la cabeza pero no dejaba de ver con sed de venganza al ser alado. Moría por ponerle las sucias manos y arrancarle el alma.

Después de unos segundos el misterioso ser retomó la palabra.

—Así que tú puedes acabar con los guardianes.

—Así es.

—Y también con tus hermanos.

Hubo un corto silencio y rápidamente contesto.

—También con ellos, sin embargo te interesan los guardianes no es así.

—En parte, en parte. —siguió caminando mientras siseaba. Parecía más serpiente que demonio.

Paimon seguía a un costado guardando silencio.

—En ese caso te traeré sus cabezas. —dijo el arcángel con un aire de indiferencia.

—Y qué me dices del arcángel Metatrón dicen que es muy fuerte incluso que está a la par del mismísimo Uriel.

El silencio fue sepulcral, aquellas palabras taladraron en lo hondo del arcángel. Si le tenía resentimiento a un ser era a ese ingrato de Metatrón entre ellos había una rivalidad nata.

—Él no está a mi altura. —terminó por responder mientras desviaba la mirada, se percató que Paimon lo escrutaba con la mirada.

—En ese caso creo que no será nada difícil para ustedes.

—¡Como dices!

La consternación fue álgida al escuchar aquellas palabras.

—Me enteré por terceras fuentes que el imbécil de Landon pudo sobrevivir, el paradero del elegido está a la deriva, Lilith sigue indagando entre las sombras y no dudo que los guardianes ya hayan ascendido para retomar sus poderes. Sin mencionar que hay otro infiltrado un tal Baalbek que posee al elegido.

—Si pero...

—Pero nada Gabriel si quieres nuestro respeto trabajaras a la par con Paimon y quiero resultado.

Sin decir nada el arcángel colérico cerro las manos intentando mitigar su furia, mientras tanto el demonio Paimon se aproximó con aquel semblante oscuro para ir a buscar al elegido.

—Recuerden Lilith les lleva la delantera, ella se encargara de buscar al elegido y ustedes de los guardianes, no me fallen.

—No lo haremos amo. —respondió Paimon haciendo una reverencia.

—Como digas Astaroth...como digas. —el arcángel respondió de mala manera.

El misterioso ser se dio la vuelta para perderse en la negrura del lugar.

Él era el ser encargado de los ejércitos infernales, comandante del mal y emisor de la muerte, nada se le tenía que escapar y lo único que quería era eso, sed de venganza.

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