Capítulo 4

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    Las cosas continuaron así durante algún tiempo,  Rosé me relataba cada cosa que Jeongyeon le contaba en sus chats, por más insignificante que esta fuese.

  Al parecer todo estaba bien con ella en Los Ángeles. Tenía muchos amigos y le iba muy bien en los estudios.

   Eran contadas las veces en las que ella tenía una mala anecdota,  y casi nunca eran cosas lo suficientemente serias, sin embargo yo seguía preguntando por ella,  aveces llegando al punto de yo mismo creerme demasiado insoportable para Rosé,  pero ella nunca se quejó de mí,  así que supuse que estaba bien.

    Sin embargo luego de un tiempo comencé a cansarme de aquello,  necesitaba más que solo escuchar de sus historias,  quería verla,  escucharla.

— No creo que sea buena idea Jimin,  ustedes terminaron muy mal,  ella se fue por tí,  no creo que le haga bien verte así de la nada,  se molestaría conmigo.

No te pido estar contigo en la conversación Rosé,  ella no sabrá que estoy ahí en realidad,  estaré callado,  me pondré detrás de la cámara,  solo quiero escuchar por mi mismo de ella,  por favor— Rogué entrelazando mis manos.

No lo sé Jimin.

¡Por favor, por favor, por favor!— Seguí rogando.

Estarás quieto y callado toda la conversación,  si veo que tratas algo cerraré la computadora y no volveré a hacerte ningún otro favor.

— Te lo juro,  estare quieto,  no haré nada.

— Bien— Finalizó con algo de desconfianza y molestia.

   Por mi parte estaba sumamente felíz,  hacía mucho tiempo que no la escuchaba,  solo quería eso en ese entonces,  la extrañaba.

   Estuve ansioso toda esa semana,  y es que ella me había dicho que esperaría hasta el fin de semana para hablar con Jeongyeon ya que ambas tenían tiempo esos días.

De acuerdo,  siéntate en ese mueble y no hagas nada.— Estaba demasiado nerviosa.

No haré nada malo Rosé,  te lo debo,  haces mucho por mí con esto.

— Si,  si,  lo sé,  soy genial.— sonrió— Ahora shh,  que la llamaré.

   Encendió su computadora y procedió a abrir el Skype para llamarla.  Luego de algunos segundos Jeongyeon respondió <<—¡Rosé!, ¿cómo estás? —>> Oír su voz después de tanto tiempo era,  no lo sé,  no puedo explicarlo,  me sentía felíz,  pero a la vez triste.

— ¡Hola, Jeongyeon! —Alargó la o — Estoy muy bien,  ¿tú cómo estás?

Estoy muy bien,  hoy fue un día muy pesado, ¿sabes?,  estamos en épocas de examenes,  es estresante.

   Continuaron hablando un tiempo largo,  yo solo escuchaba sus historias y sonreía tratando de contenerme lo más que podía, todo estuvo bien hasta que ella me mencionó.

Oye Rosé,  no le he preguntado esto a Nayeon porque seguramente se molestaría conmigo pero,  ¿Cómo está Jimin?, ¿Sabés algo de él?

   Rosé instantáneamente me miró con disimulo,  yo solo le hice señas para que respondiese.

Sí, Jeongyeon, Jimin está muy bien ahora. — Respondió algo insegura. — ¿Por qué preguntas sobre él? 

No lo sé,  es raro,  ¿sabes?,  a veces,  cuando pasa algo gracioso,  o cuando estoy felíz,  o triste,  olvido que él ya no está y lo busco para contarselo pero entonces vuelvo a la realidad,  es difícil.

— Ustedes debieron haberlo arreglado. — Soltó casi de inmediato.

— Lo sé,  pero quizás así está bien,  quizás no era buena para él,  las cosas estan bien ahora,  supongo.

— ¿Tú estás bien?

— Lo superaré.— De pronto se escuchó una voz hablando en inglés,  Jeongyeon respondió de la misma forma— Lo siento Rosé,  debo irme,  no le digas a Nayeon lo de Jimin,  por favor.

— No te preocupes,  no lo haré,  cuídate.

   Y luego de aquello cerró su computadora para voltear a verme.

   Yo parecía un niño en ese momento,  no pude evitar llorar,  la extrañaba,  ambos nos extrañábamos.

Proyecto: Spring Day.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora