Narración normal
Habían ya pasado varios días desde la ultima vez que milo vio a Camus por ultima vez, estaba muy angustiado, no tenia ningún conocimiento del paradero del acuariano, nadie lo había vuelto a ver, trato de buscarlo para disculparse pero se había encontrado con la gran sorpresa que no estaba, el tempo de acuario estaba vacío.
Milo se encontraba en su templo caminando de un lado para otro pensando sobre todo lo que había pasado, pero sobre todo se sentía completamente culpable por lo que había pasado, las palabras que le había dicho a Camus se repetían en su cabeza una y otra vez como disco rayado.
-por todos los dioses, ni siquiera puedo dormir tranquilo sabiendo que Camus me estará odiando, realmente no pensé lo que estaba diciendo y todo esto es una mierda realmente- pensaba el heleno en voz alta mientras alzaba su mirada hacia el cielo.
-milo-
El heleno al escuchar su nombre salió de sus pensamientos y voltio su rostro hacia atrás para notar que sus compañeros habían entrado al templo
-aioria, afrodita, shura, mu, mascara de la muerte, me alegro mucho de verlos- exclamo el heleno con una sonrisa amigable
-no creas que te íbamos a dejar solo en esto, después de todo somos compañeros y estamos para ayudarte- exclamaba mu, ponía su mano en el hombro del heleno.
El heleno soltaba un pequeño suspiro al notar el apoyo de sus compañeros pero esa sonrisa no duro mucho tiempo
-oigan chicos, ¿han sabido algo de Camus?- preguntaba el heleno con un tono de voz muy preocupado
El silencio se había apoderado del lugar, unos se miraban entre ellos mismos, el heleno solo se preocupaba aun mas -chicos, por favor dame una respuesta, no puedo soportar mas esta angustia en mi corazón, necesito saber donde esta Camus, necesito hablar con el y solucionar todo esto de una vez-
-lo siento milo, yo eh recorrido todo el santuario pero no encuentro a Camus por ningún lado, ni siquiera en su templo, es como si la tierra se lo hubiera tragado- respondía shura mirando a mil, notando como se había puesto el heleno.
-milo, no quiero ser portador de malas noticias pero han pasado ya varios días y no hay ningún rastro de Camus o una pista que nos lleve a el, además, cuando fui a su templo note algo- exclamaba mu.
Eso llamo la atención del heleno haciendo que este alzara su mirada hacia el -¿Qué cosa?- pregunto el heleno
-tampoco la armadura de acuario esta en su pilar-
-eso. Quiere decir que Camus se fue con su armadura- exclamo el heleno, soltaba un pequeño gruñido apretando con fuerza sus puños -si algo le llega a pasar, no me lo perdonare nunca, esto, todo esto esto es mi culpa, no me cansare de repetirlo hasta no ver a Camus otra vez en mis brazos-.
-tranquilo milo, con enfadarte contigo mismo no solucionaras nada, mucho menos traerás a camus de devuelta- exclamaba el caballero de leo -ya le informe al patriarca sobre la desaparición de Camus y el enviara a algunos caballeros para buscarlo, te lo dije no estas solo en esto-.
-pero saben, es algo extraño, Camus nunca dejaría solo su templo- exclamaba afrodita mientras sostenía su barbilla con sus mano.
-eso es verdad- respondía el heleno
-además se fue sin dejar rastro después de su pequeña pelea-
-no me lo recuerdes afrodita por favor-
-y si mejor o buscan por medio de su cosmos, asi será mas fácil de encontrarlo y dejan de matar cabeza en eso- exclamaba mascara de la muerte mientras arrecostaba su cuerpo sobre un pilar.
El heleno solo bajo su mirada -ya lo intente y no funciono, su cosmos desapareció por eso estoy tan preocupado, temo que le haya pasado algo- respondía el heleno con un tono de voz bajo.
Esta angustia no la puedo soportar mas, necesito verlo, te necesito en mis brazos, estoy sintiendo como quitaron un pedazo de mi corazón y no puedo hacer nada, solo rogar para escuchar otra voz tu voz, mi amado francés ¿Dónde estarás?
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UNA FUERTE UKEADA 🌌 MiloxCamus
Fiksi Penggemarun juego inocente que se vuelve peligroso, una apuesta que pone en peligro una relación y el orgullo de dos caballeros, no solo podrán pagar su deuda con dinero también deberán hacerlo con sus cuerpos, pero todo puede pasar, después de todo ¿Quién m...