8.- Sembrando recuerdos

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Ming Yi-He Xuan.

Shi Qing Xuan, apenas se calzó con algo de ropa, bajó las escaleras con prisa. Tan rápido como su pierna se lo permitió y salió a la calle solo para ver cómo Ming Yi era arrojado a una carroza como un criminal.

- Por favor señor, no se lo lleve, él no ha hecho nada, — suplicó Shi Qing Xuan.

Pero aquellos hombres simplemente no escucharon y salieron a galope custodiando la carreta. Los padres de Ming Yi salieron a la calle al escuchar los gritos y llantos de Shi Qing Xuan.

- ¿Que a pasado? - pregunto la madre de Ming Yi.

- Es Ming Yi, se llevan a Ming Yi, — dijo desesperado Shi Qing Xuan.

- No es posible.

- Iremos a la capital y sacaremos a nuestra hijo de la cárcel, - dijo el padre de Ming Yi.

- No, yo iré. Por favor ustedes quédense aquí, - dijo el ex oficial.

Shi Qing Xuan saco al burro del pequeño cobertizo que fungía como establo, lo preparo y apunto estaba de irse cuando la madre de Yi lo alcanzó.

- Hijo mío, lleva este dinero que hemos ahorrado para la boda, no es mucho pero tal vez te compre una audiencia.

Xuan asintió y con mano temblorosa tomo el bolsito del dinero y lo guardo entre sus ropas. Tarde se le hizo para partir, su brazo vendado le impedía moverse con soltura y su pierna dolorida punzaba de vez en cuando, pero la mayor parte del tacto había regresado. El Viento golpeaba su rostro, arrancando las lágrimas de impotencia que se deslizaban de los verdes y tristes ojos.

Llegó a la capital a primera hora de la mañana, sus pasos lo llevaron a los calabozos de la ciudad. Intentó hablar con el Oficial a cargo, pero no logro que lo dejarán pasar, a medio día le comunicaron la sentencia del acusado, dos años de prisión por extorsión y soborno a altos funcionarios para que le permitieran la plaza de comerciante.

Shi Qing Xuan estaba seguro de que eso era imposible, no recordaba ni una sola vez en la que Ming Yi hubiese actuado de forma deshonesta. Suplico por qué le dejarán entrar ante el Oficial a cargo o que lo dejarán ver a Ming Yi, pero nuevamente se topó con las negativas.
El joven ex Oficial se negó a aceptar los cargos y se hincó afuera del edificio para suplicar clemencia.

Altos mandos y gente común pasaban por un lado, como si en aquel suelo caliente no hubiera un hombre arrodillado con la frente en el suelo en ropas interiores.

El sol elevó la temperatura de las lozas al máximo, Shi Qing Xuan sentía la frente y la mano arder igual que en brasas. Nadie excepto una pequeña niña vestida de harapos se aproximó al joven, dejo a su lado un cuenco con agua y una pequeña manzana, despues se paró junto a él para cubrirlo con sus sombra. Shi Qing Xuan no podía estar más agradecido con aquella niña, pero no pudiendo dejar de ser él mismo, le pidió que fuera a refugiar del sol. La niña hizo oídos sordos y se quedó plantada en aquel sitio hasta que las nubes cubrieron el cielo azul.

Varios relámpagos surcaron por entre las nubes antes de que el sonido del trueno anunciará el inicio de una fuerte tormenta. La niña corrió para ocultarse y Shi Qing Xuan regreso a la invisibilidad, las gotas de lluvia inicialmente dieron alivio al cuerpo deshidratado de Shi Qing Xuan, pero conforme pasaba el tiempo aquellas gotas que parecían en un principio suaves besos se habían vuelto diminutas agujas heladas que golpeaban su fría piel. Ahora sus ropas se adherían al cuerpo con insistencia recordándole que la noche era larga.

Shi Qing Xuan tenia espasmos por el frío, sus labios titiritaban involuntariamente pero era incapaz de marcharse y dejar a su amado Ming Yi en aquel lugar.

Dame una segunda oportunidad. (Tian guan ci fu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora