Prólogo

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1 de enero, 2012 Cleveland, (Ohio) 

El cielo comenzó a encapotarse y se fueron escuchando los primeros truenos por toda la ciudad. Los medios de comunicación advirtieron que se aproximaba una tormenta invernal, por lo que muchas carreteras fueron cerradas en varios condados. En la zona universitaria de Cleveland, todos los estudiantes permanecieron en sus respectivas fraternidades, celebrando la entrada de año nuevo por todo lo alto. Las calles inundadas de blanco se quedaron completamente vacías, resultando ser una de las noches más oscuras y tranquilas a pesar del bullicio que provenía de las casas de los estudiantes. Mientras todos brindaban con sus copas, una joven corría por el bosque sintiendo cómo su corazón, que no podía estar más acelerado, parecía que estaba a punto de estallar. El Forest Hill era uno de los bosques más conocidos de los alrededores de la zona universitaria, estaba completamente cubierto de nieve logrando un paisaje realmente mágico, con esos pequeños detalles de escarcha sobre las ramas de los árboles. El lago era toda una capa de hielo que reflejaba el horizonte del bosque, como si de un espejo se tratase. La joven fue esquivando todos los árboles que iba encontrando en su camino. Solo tenía una cosa clara en la cabeza: escapar. Su largo pelo rubio y empapado se enredaba constantemente en las ramas y, sus pies débiles y cansados, se hundían en la voluminosa nieve dificultando su recorrido. La tormenta arreciaba cada vez más provocando una ventisca aún mayor. Siguió corriendo hasta que sus fuerzas le fallaron y cayó al suelo. Su corazón latía completamente desbocado y trató de recobrar el aliento mientras se arrastraba por la nieve hasta esconderse detrás de un árbol. Se miró lentamente las manos, que temblaban como hojas y, tras mirar a los lados, buscó en su bolso el móvil rápidamente. 

― Emergencias, ¿en qué puedo ayudarle? 

― ¡Ayuda, por favor! Alguien intenta matarme. ― susurró escandalizada. 

― Intente tranquilizarse, por favor. Dígame qué le ocurre. 

― Estoy en el Forest Hill, cerca del lago. ― comenzó a sollozar y volvió a decir entre llantos: ― Por favor... que venga alguien rápido, creo que está cerca. 

― ¿Me puede confirmar su localización exacta? 

― Estoy... estoy en la zona universitaria, en la Universidad Case Western ― dijo en voz baja. ― ¡Oh dios mío! He oído algo... vengan rápido, ¡por favor! ― Se llevó la mano a la boca para controlar su respiración. 

― Ya hemos activado el Servicio de Emergencias. Tranquilícese por favor y no cuelgue. Dígame, ¿cómo se llama? 

― Ashley... Ashley Baker. 

En ese momento, alguien la agarró el móvil y colgó la llamada tirándolo contra el suelo. Ahí estaba, esa persona que ocultaba su rostro con una máscara de gas, que ni tan siquiera se apreciaban sus ojos, pero sabía que la miraban fijamente, llenos de rabia. Escuchó su respiración bajo la máscara antes de que ella comenzara a suplicar entre llantos. Pero apenas pudo decir nada cuando de repente la agarró del pelo bruscamente y la fue arrastrando por la nieve. Ella preguntó escandalizada por qué le hacía esto, lo que hizo que esa persona se parase en seco y la soltase. Sin decir una palabra, puso su mano sobre su cuello y comenzó a apretar con fuerza. En ese momento Ashley supo que iba a morir, porque ya sabía de quién se trataba.

El asesinato de Ashley BakerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora