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31 de octubre, 2011. Dos meses y 1 día antes.

Como era tradición, la fraternidad se preparó para organizar una de las mejores fiestas de Halloween llegado la fecha. La casa estaba realmente espectacular, habían montado unas luces para dar un ambiente lúgubre y tétrico, con multitud de telarañas decorativas por toda la casa y calabazas que se iluminaban. En la cocina tenían a disposición multitud de bebidas y ponches también con decorado para la ocasión. Cada detalle de la casa llevaba su toque de Halloween. Era una de las fiestas que más les gustaba a los veteranos de la fraternidad.

La casa estaba a rebosar de estudiantes bailando con sus disfraces. Era fácil encontrar entre la multitud varios zombis y esqueletos, pero los que más llamaron la atención fueron algunos con sus disfraces de Freddy Krueger y Hannibal Lecter. A otros les gustaba ir de payasos asesinos, incluso se decidían por algunas máscaras sencillas que realmente eran espeluznantes, como el famoso multihomicida Jason Voorhees con la máscara de hockey. Por otro lado, también se podía ver a muchos estudiantes con disfraces más corrientes como jugadores de fútbol, policías, superhéroes... etc.

La fiesta estaba siendo todo un éxito.

― ¿De verdad no tienes calor con ese disfraz? ― le dijo Ashley a Owen sin poder contenerse la risa por su traje de momia.

― De momento estoy bien, aunque es un poco incómodo. No te quiero ni contar para ir al baño. ― dijo mirándose su disfraz.

Ella se rio. En ese momento, pasó por ahí Nicholas y Owen le llamó.

― ¡Ey, Nick! ¿No te disfrazas? ― El novato iba con una camisa sencilla remetida y abrochada hasta el cuello.

― Ya voy disfrazado. Soy Norman Bates, el de Psicosis.

― Ah, pues si que das miedo tío. ― le dio una palmada amistosa en la espalda y se marchó llamando a otro amigo, dejándoles solos a ambos.

Ashley rompió el hielo.

― Pues, me gusta tu disfraz. Es... sencillo. ― dijo riéndose.
― ¿Verdad que sí? Aunque ya te digo que, si hiciéramos un concurso de disfraces, el premio me lo llevaba yo seguro.

Los dos comenzaron a reírse y Ashley le miró fijamente a los ojos.

― No debiste de haber entrado a esta fraternidad. Eres buena persona.

― Tú también lo eres y estás aquí.

― Ya, lo sé. Pero cuando yo entré las cosas eran distintas. Ahora es...más duro. No te mereces que te traten de esa manera. ― dijo apenada.

― No se lo merece nadie, la verdad. Pero tu eres la presidenta de la fraternidad, ¿no? Puedes hacer que vuelvan a cambiar las cosas.

― No es tan fácil, Nick. ― suspiró.

Liam se acercó a ellos en ese instante.

― ¡Eh, novato! Acompáñanos a comprar más patatas fritas, que se han acabado. ― le dijo llevándoselo de los hombros amistosamente. Éste obedeció y se fue con él y dos veteranos más. Subieron al todoterreno y se marcharon. 

Las calles estaban completamente oscuras y solamente había algunas farolas que iluminaban algo la carretera según conducían bastantes metros. Sin embargo, según iban pasando la calle de las fraternidades, se veía el ambiente y la luz que provenían de las otras casas.

Mientras estaban fuera, Ashley se acercó a la cocina a servirse otra copa, pero cuando se estaba echando el alcohol, sintió una pequeña corazonada. Algo le daba vueltas en su cabeza y es que sabía que algo no iba bien. La música seguía sonando atronadora por toda la casa. La gente bailaba y se reía a carcajadas. Vio que en la mesa donde todavía quedaba bastante ponche y varias botellas desperdigadas había multitud de vasos usados y platos vacíos.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2020 ⏰

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El asesinato de Ashley BakerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora