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Según entrabas en el Andrea's Café, podías apreciar el olor de las tortitas recién hechas y del café tan delicioso que preparaban en esa cafetería. Según decían era espectacular. Tenían una decoración ambientada en los años 50. El suelo era cuadriculado de colores blanco y negro, mesas con sofás retro de color rojo a juego con los taburetes que había en la barra y, por supuesto, al fondo había una jukebox donde estaba sonando 'That's All Right' de Elvis Presley. A pesar de ser Año Nuevo, habían abierto la cafetería, aunque estaba algo vacía. La tía de Brooke apenas se daba un respiro y no podía permitirse cerrar algunos días por festivos, por lo que siempre estaban en marcha sirviendo a los clientes del vecindario, ya que además era de las pocas cafeterías que había por Glenville. Y ahí estaba Brooke, atendiendo a los escasos clientes que estaban desayunando en la cafetería. Llevaba unos patines rojos, del mismo color que del conjunto de trabajo, junto con una chapita donde indicaba su nombre. Iba patinando de un lado a otro mientras dejaba los desayunos en las mesas correspondientes. 

Cuando se acercó a la barra una vez que terminó de servir la comida, el inspector Campbell dijo: 

― Buenos días, soy... 

― Buenos días. Ahora mismo les atiendo. ― contestó inmediatamente con una sonrisa sin dejar terminar al inspector. 

Brooke era una joven preciosa que irradiaba mucha ternura. Tenía media melena por los hombros con algunas ondas en su pelo castaño. Entró a la cocina donde se escuchó como pedía un frappuccino de crema y, seguidamente salió a la barra. 

― Bien. ¿Qué quieren tomar? 

― Pues, la verdad que unas tortitas con sirope de esas que huelen tan bien no vendrían mal. ― inquirió Wilson. ― Y un café con leche, por favor. ― dijo mientras se sentaban en los taburetes. 

Campbell le miró incrédulo. Wilson era mucho más joven que él, tendría unos 29 años escasos y, desde luego que era como un pozo sin fondo. Sólo pensaba en comida y sin embargo era todo huesos. El inspector suspiró y pensó que mientras investigaban podían desayunar algo, ya que no habían parado en toda la mañana y ya había pasado bastante desde ese café que se tomaron con el señor Baker a bien entrada la madrugada. Wilson le miraba con una sonrisa, esperando a que su jefe se animara a tomar algo. 

― Está bien. Yo tomaré un café solo y... una porción de ese pastel de chocolate. ― dijo señalando uno que había en la barra tras el cristal. 

― Perfecto. ― Brooke se acercó a cocina y cuando apareció con los cafés, el inspector volvió a decir: 

― Mire, en verdad veníamos a hablar con usted. Somos inspectores de la Policía de Cleveland. ¿Podríamos hacerte unas preguntas? 

― ¡Uy! ¿Hablar conmigo por qué? ― dijo extrañada mientras cortaba un trozo de pastel y la servía en un plato. ― ¿Ha pasado algo? 

― Sí, es importante. ¿Puede hablar o está muy ocupada? 

― Está bien... ― dijo mirando al fondo de la cafetería. ― Si me disculpan un minuto, ahora mismo vengo. ― Se acercó a la caja y preparó la cuenta de un cliente que le había estado haciendo una seña en el aire con la mano. Después se dirigió hacia su mesa y le cobró. Recogió los platos y los llevó a la cocina, donde enseguida apareció con las tortitas de Wilson. 

― De acuerdo, díganme. ― dijo mientras aprovechaba a pasar un trapo por la barra. 

― Nos han dicho que usted era amiga de Ashley Baker. 

― Sí. Es amiga mía, somos de la misma fraternidad. ¿Por qué? ― Campbell aprovechó para dar un sorbo al café. Era cierto que era de los mejores cafés que podías tomar por aquí. Ni punto de comparación con el café que les había ofrecido Samuel. 

El asesinato de Ashley BakerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora