Capítulo 19

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Narra Purre

—Ari es nuestra hija. —repetí y ella asintió.

—Pero... —seguí. —Si Ariadna es nuestra Ariadna, ¿por qué te la quitaron? Es decir, si lo que me estás diciendo es verdad, a ti te mintieron diciendo que había muerto y a mí me engañaron de la misma manera dándome a mi hija sin saber nada.

—No lo sé, pero es obvio que fue intencionado. ¿Por qué darle tanta importancia al nacimiento de un niño y justamente a un niño nuestro? Alguien preparó cada moviendo con detalle y convenció a los médicos para que nos contaran todas esas mentiras

Repasé todo en mi mente con detenimiento. ¿Quién estaría tan loco como para hacer algo así?

— ¿Y si no es tu hija? ¿Y si solo es una coincidencia?

—Por eso quiero hacer una prueba de maternidad. —contestó Pilar. —Y necesito tu aprobación.

—Claro que la tienes. Si Ariadna es tu hija, ella... —suspiré y la besé en la frente. —Solo esperemos.

—Sí. —sonrió con tristeza. —Ahora que sabes toda la verdad... Me gustaría descansar.

—Claro. Mañana cuando lleguemos a París haremos la prueba de paternidad. —nos levantamos a la vez. —Y Pilar, lo que pasó con Juana no es cierto.

Ella asintió y volvimos a la habitación sin volver a sacar el tema. Cuando metí la tarjeta y entramos en la habitación me sorprendió ver un pequeño cuerpecito bajo las sabanas de mi cama.

Pilar me miró sin comprender nada y yo me senté en el borde de la cama.

— ¿Ari?

—No está.

— ¿No? ¿Y quién eres?

—Su amiga... Ana. —Pilar sonrió con la situación.

—Ana, le podrías decir a mi hija que salga para hablar. —pedí haciéndola cosquillas.

— ¡NO! —se rio retorciéndose. —No quiere hablar contigo.

—Sabemos los dos que si quiere. —seguí y conseguí a duras penas sacar su cabeza de debajo de las mantas.

Me miró con sus pequeños ojos verdes y yo la peiné el pelo como pude.

—Lo siento. —susurré. —No quise decirte todo eso. No fue mi intención.

—Yo también lo siento. —murmuró. —No quiero que pienses que soy un obstáculo en tu vida privada. Solo quería verte feliz. No quiero que te enfades conmigo por eso.

—Cariño. —la saqué de las sabanas y la abracé con fuerza. Su pequeño cuerpecito se aferró a mí. —No eres ningún obstáculo en mi vida y nunca me podría enfadar contigo más de una hora. —la acaricié el pelo. —Eres lo mejor que he tenido.

—Te quiero mucho, papá.

—Y yo a ti, Ari. —se separó de mí y me despeinó el pelo.

— ¿Siempre vos y yo? —levantó su puño.

—Siempre. —se lo choqué y observé de reojo como Pilar nos miraba con nostalgia.

***

— ¿Qué hacemos aquí? —preguntó Ari por cuarta vez.

—Ya te lo dije. —la senté en la silla. —A Pilar y a vos las tienen que hacer unas pruebas.

— ¿Por qué? ¿Qué pruebas son?

—Unas pruebas muy sencillas. —la intentó convencer Pilar, pero ella siguió preguntando.

Papá, ¿Qué Es Pilurre? (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora