Capítulo 8

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James continuaba viviendo en la mansión Ashworth. ¿Alguien podía explicarle porque? No le molestaba si no fuese porque el maldito tenía suficiente dinero para largarse a cualquier hotel si se le daba la gana y optaba por permanecer en el hogar de alguien más. ¿En serio era tan idiota como para andar detrás del culo de Gillian? Actuaba tan desesperado como si se lo fuesen a robar y a ver... a Gillian nadie tenía que robársela, ella misma se brindaba en bandeja de plata, duh

Una mujer así no podía celarse, era un caso sin criterio alguno, solo se perdería el tiempo y él lo aprendió de la peor forma. Quizás ella no lo engañó, bueno, no tan literal, pero si le ocultó información trascendental. De cualquier forma, era algo que no pretendía seguir recordando, el pasado ya estaba hecho y no había algo que pudiese hacer para cambiar o remediar algunas decisiones patéticas. No era un imbécil como para no continuar con su vida por culpa de una mujer así. 

Entendía lo que le estaba ocurriendo a Gillian, ella no solo tenía un corazón roto como él por una relación fallida, sino también por la ausencia de su hermano por tantos meses. Por la angustia de no saber si al despertar cada mañana ya no continuará en el mismo mundo y todo lo que ese miedo conllevaba. Por un momento, la entendió y su culpabilidad se volvió insoportable, no podía siquiera bañarse sin pensar en ello. Pero desde que la había visto drogada y destruida anhelando a otro tipo, definitivamente su percepción no era la misma. 

Ya no podía verla como la chica deprimida y débil que le generaba un dolor indescriptible, sino como la que siempre había sido. Se le había quitado el velo de los ojos y podía volver a verla como la arpía que en realidad era. Sin embargo, había una parte de sí mismo que estaba inconforme con esa nueva visión de Gillian, era precisamente esa parte que se sentía culpable. 

Esa parte de sí mismo le gritaba que se trataba de las magnitudes del dolor que llevaba atrapado dentro y que la hacían actuar sin rienda, como si hubiese perdido la razón de sí misma. Probablemente era cierto y solo era una persona demasiado dañada por las circunstancias como para actuar correctamente. 

Pero ella estaba muy consciente, había visto su mirada y esa era ella, lo había mirado como antes. La forma en que se le había lanzado y la mirada que tenía era sencillamente aterradora, porque revelaba que estaba demasiado despierta. No como antes, que se veía bajo una bruma de sueño, de confusión, quizás de depresión. ¿Qué ocurría realmente? ¿Lo hacía de maldad? ¿Tenía el propósito de joderse a sí misma y a todos los demás? Claro, esa era ella y oficialmente estaba de vuelta, no sabía porque se extrañaba tanto.

Apenas había bajado las escaleras luego de hacer ejercicios cuando ya había un gran revuelo por toda la casa. ¿Y ahora qué diablos ocurría? Se asomó entrometidamente al estudio privado de Bradley, donde estaba el mismo de pie con la cabeza pareciendo a punto de explotarle de lo rojo que se veía y en frente se encontraba sentada Gillian con toda tranquilidad bebiendo algo de una copa oscura... Ah, ya sabía de qué se trataba ese algo.

—¿Bebiendo tan temprano? ¿No fue suficiente todo el jodido fin de semana? —murmuró entrando a la tensa estancia. 

Bradley lo miró sin entender, entonces, observó a Gillian y rodeó los ojos captando el mensaje. Fue bastante ágil cuando le arrebató la copa de la mano y se la llevó a la nariz olisqueando el contenido.

—¡Joder, estabas bebiendo en frente de mis jodidas narices, insolente de mierda! —maldijo más indignado que antes. Gillian miró de mala gana a Theo por haberle avistado. —¡No puedo creer hasta dónde eres capaz de llegar, eres una jodida atrevida, ¿a qué piensas que juegas?! —lanzó la copa por los aires y la misma impactó en un estante de libros. 

La peli-naranja se estremeció visiblemente sorprendida y luego, tragó duro con esa mueca de antipatía en el rostro. Sin embargo, aquel atisbo de lujuria no salía de su iris, parecía que realmente eso era lo único que sentía por él. ¿Por qué tenía que mirarlo de esa forma? ¿Por qué parecía tan afectado sexualmente por ella? ¿Cómo se podía desear así a alguien que se odiaba con tanto fervor? 

Tormenta eléctrica ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora