«Ni tan temprano, ni tan tarde»

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No sabía que era eso que quería, aunque sin embargo mientras tanto tú más te envolvías en mi ser, y mi alma; ni tan pura, ni tan impura, sólo estaba lejos de ser tuya, hasta que te metiste, te infringiste dentro de mi. Ahora mi alma, ni tan mía, ni tan tuya, sólo dependiendo de un fino hilo que me lanza al abismo de tus besos y tus caricias, el silencio que develan cada uno de mis versos, es la firme complexión entre lo que fui y lo que soy, ahora que te tengo, que me tienes, y nos tenemos.

Mientras en tus caricias me dejaba morir, y caía en el paraíso del Edén, en la entrada vía al placer, veía en tus ojos arder un fuego que vi inapropiadamente crecer, y éste travieso e intenso ardía dentro de mi también, no creo que fuese casualidad; que estuviésemos, para aprovechar de apagarnos, y mucho menos fue casualidad que me supieses encender después.

Un calor despiadado se desprende de mi piel, queriéndote, deseándote, esperando volverte a tener, probarte un poco más, otra vez, cómo un círculo vicioso, una vez, y otra vez...

Ni tan de mi, ni tan de ti. Cada día te siento más conmigo, las ganas crecen, mi deseo aumenta con creces, y el desdén de mis pensamientos me dice que me adueñe, que me encierre en el arco de tus labios, y dependa de ellos, mientras míos los vuelvo.

Ha cambiado todo, lo que ha comenzado siendo placer, ha terminado siendo un pecado, de esos que no quisieras cometer pero que mientras más te alejas, más te acercas a él, y no quiero, pero debo, debo quedarme para ti, debo quemarme contigo, lo necesito urgentemente, quiero que me llenes, que me eleves, y me enseñes que se siente suspirar por amor; por amor a Dios, necesito de ti, y ya no es sólo eso, deseo tu mirada sobre mi, tus caricias en mi pelo, enredados nuestros cuerpos, prometiendo mucho sin amor, pero que ahora mismo aquellas promesas han tomado sentido, esas que nuestros ojos cruzaban ante cualquier inquietud, y que nuestras manos enlazadas dijesen mucho mientras hacíamos el amor, justamente eso era, lo que quería para llenarme y sin ello vaciarme, necesitaba más, y me di cuenta, cuando; no quise irme, cuándo al salir el sol, quería despertarte sin tener que despedirme. Al contrario yo quiero redimirme, quiero despertar a tu lado y decirte; que cosas tan bonitas me hiciste, llenaste mi vida tal y cómo lo prometiste. Yo deseo, adquirir tus besos sin condiciones, todos los días sin restricciones, ya no quiero verte los viernes en las noches, yo quiero disfrutar a tu lado un lunes sin reproches con canciones que nos permitan olvidar cualquier prejuicio, yo quiero un café al mediodía, anhelo escuchar contigo una dulce melodía, quiero mi cara sobre tu pecho cuándo más lo necesite, mirar en las noches un cielo poblado de estrellas, de eso consiste, el querer querernos, querer tenernos, quizás sin sexo de por medio, pero que sin duda alguna no falten los besos en el cuello, los abrazos sin remedios, yo contigo aprendí a querer más, yo contigo quiero más, no sólo sexo sin amor, ni pasión fugaz de distracción, yo quiero vivir lo bello de «saber y poder» amar, sabes que contigo me motive a cambiar, si antes solo quise complacerte, ahora quiero mucho más que eso quiero complacerte y a la vez tenerte, anhelo completarte, amarte, dejarte sin aliento, contigo aprendí a quemarme, pero inclusive por ti, aprendí a [quedarme]... Espero mi propuesta no esté fuera del protocolo y si lo está mejor solicitaremos otro. Espero más bien; no sea ni tan temprano ni tan tarde, para querer amarte.

Nelianny Velásquez.

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