Te conté de mis miedos, mis batallas, la razón de por qué estaba tan rota. Me desvelé contigo relatándote mis derrotas y todo eso lo usaste en mi contra.Expresé mis sentimientos, mi sentido y mi sentir, tú prometiste que jamás ibas a dañarme pero todo aquello lo empleaste cómo un arma para lastimarme.
Comenté los motivos para ser cómo soy, los problemas con mi padre y las luchas de mi madre. Te dije que algún día a él quería demostrarle que jamás me hizo falta la "paternidad implacable" y a mi madre quería darle todo hasta que algún día me falte, qué no quería fallarle y que quería entregarle el doble de lo que dió para lograr sacarme adelante. Son hechos mediáticos que nunca platiqué como tal y que tampoco en mi vida esperé jamás contar, pero a ti te lo dí con bandeja y delantal.
Además te dibujé mis sueños como a un lienzo te los plasmé, para que los hicieras también tuyos y los tuyos me dieras también. Más por que quería que de tu mano se cumplieran pero que agonía por mí, toda una mentira tus alientos eran. Me tomaste de la mano y me manipulaste con engaños, habían pasado tantos años y con estos un puñal cada uno más doloroso ¡que futuro asombroso!
Tampoco esperé que nuestros días fueran color rosa pero tampoco vi venir que tu presencia llegase a ser tan espantosa, más ausente que presente eran los días contigo realmente, me gustaba tenerte pero cada vez me hacías menos fuerte. La desilusión me llevó a la desolación y ya no éramos dos, si no, solamente mi taza de café y yo.
Yo siempre fui un libro abierto y tú un cofre desierto, cuándo te conté mis temores y también mis tormentas esos motivos por los cuáles en la noche me mantenía despierta, puse todo mi empeño para qué tu fueras mi cura del sueño. Imploré que con tu espíritu glorioso me quitases el insomnio tortuoso.
Las mentiras eran sólo una anestesia inmensa para la verdad tan compleja. Viví una vida ocultándome de lo que detrás de ti había, sólo una falsa sonrisa que a tu bestialidad escondía. Ya no tenía salida me habías enredado con veneno y balas perdidas.
Cómo un huracán caíste en mi vida, cambiaste todo, alejaste todo, te llevaste todo, me despojaste de todo lo que conocía, aquellas cosas que consideré alguna vez mías; entre ellas mi sonrisa, mi seguridad y mi valentía a la tempestad ahora está a tu potestad y mi miedo va creciendo en el oscuro silencio, dónde nadie me oye, dónde nadie responde a mis gritos de guerra, a mis gritos frustrados dónde no había dolor si no más que rencor, ¿dónde habías estado? Te llamé en silencio, no me dijiste lo siento. Aunque yo si lo siento, más que todo lo intento. Lo siento por mí por dejarte arruinar mi vida, cosechar graves heridas que crecerán con el tiempo y no se irán con el viento. Por qué esto no se cura, que de eso no quede duda, que si algún día hubo una la razón fue que nunca debí haber hecho caso a mi corazón.
Y pese a tener la duda accedí, a tus brazos corrí. Envuelta en una falsa sonrisa me vi, en los ojos incorrectos esperé ver mi reflejo cómo si fueses mi espejo hasta que se acabasen mis días, y sí, después de todo se cumplió la profecía cuya acabó con lo único bueno que tenía. Felicidades, me dejaste completa y totalmente: vacía.
Con mucho amor y pasión por la escritura, para mis lectores, cordialmente;
Nelianny Velásquez.
ESTÁS LEYENDO
«Estamos conectados»
PoesiaVersos para todo, leer es el arte de la vida misma; más cuando de amor, pasiones y la vida se trata. Y siempre es un gusto leer algo que nos identifique. UN LIBRO DE VERSOS, titulado «Conectemos» para ti, para que sientas la lectura cómo si fuese tu...