Ese día

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Aún recuerdo aquel día.

Sí, día en que te conocí. Mi primera impresión fue: vaya, que singularidad tan simple. Y tan atrayente a la vez.

Si te digo una cosa importante es que el día, sí ese día, supe que mi vida iba a cumplir con su propósito. Ese propósito que tantas noches venía anhelando pero qué de hecho, no sabía de qué consistía.

Y cuándo te vi reír, se abrieron los caminos, se despejó el cielo y me dejó ver la luz brillante de la luna. Se fue la oscuridad y me permitió conceder un amanecer totalmente distinto, por qué aprecié esa luz brillante allá en el horizonte de una manera realmente extraña pero placentera. La luz brilló más, y en vez de ella reflejarse en mi, fui yo quién reflejé e incluso destellé en ella. Por qué eras tú quien me miraba, era tu punto de vista el que lo apreciaba.

El mejor instante fue ese en que volteé a verte y me vi en tus ojos, cómo a un espejo. Inesperadamente quise seguir viendo mi reflejo en esos cristales café que me encantaba ver brillando para mí, bajo la luz del sol de primavera.

Mi tiempo contigo comenzaba a petrificarse y para mi era perfecto. Por que quería siempre estar ahí, viendo tu sonrisa y ser la razón por la cuál esta aparecía.

Un día consideré escribir sobre mis sentimientos pero no alcanzaría todo el papel del mundo entero para poder escribir lo que por ti siento. Por eso decidí serte fiel ante cualquier inquietud o cualquier adversidad, decidí demostrarte todo lo que sentía cada milisegundo de mi vida y sobre todo dejarte saber que aunque así fuera esta vida no me alcanzaría para decirte todo lo bien que me has hecho, la seguridad que me has dado, la felicidad que me has implantado. Ningún límite sería suficiente para poderte decir que eres el sueño del que no quiero despertar, la obra de arte que la vida me hizo pintar y que feliz me hace tener el pincel a mi merced, por qué justo así cientos de veces una sonrisa te pintaré.

Qué el reloj se detenga para mi si así tiene que ser, pero que para ti siga girando las manijas sin cesar y que cada día, a la hora en que te dé por pensar en mí, se detenga justo ahí... Para poder sentirte cerca aunque sea en tu subconsciente y que suspires ante mi recuerdo, y que sonrías ante mi reflejo.
Cuando tus pensamientos me llamen prometo que ahí entraré, no importa dónde carajos esté, ahí estaré. Para sonreírte y decirte que jamás te abandonaría ¿cómo lo haría? Si desde tiempo atrás te vine imaginando, te vine idealizando, te estuve soñando... Siempre te estuve esperando, y supe que las casualidades no son tan casuales. Qué no te hallé por pura casualidad, si no por que así debía suceder, por que desde siempre te esperé y por esa razón fue que ese día caminé, inconscientemente, hacía un sitio, hacía una persona en particular que me esperaba ahí desde siempre.

Por esa razón ese día me volví tan impertinente, ese día sentí tanta necesidad de dirigirme aquel lugar dónde te había de encontrar... Y lo supe, nada pasa por casualidad.

Ese mismo día creí en todo lo que consideré perdido, creí en todo lo que imaginé imposible, apreté con fuerza mis ideales y prometí jamás dejarlos ir. Ese día una fuerza extraña me cambió, para bien o para mal, certeramente me cambió.

Hasta el sol de hoy no sé qué haya sido, pero lo que si sé, cariño mío, es que no existe un: de no haberte encontrado, si no hubiese sido o que suerte tuve. No hay error de sintaxis en una ecuación tan perfecta cómo lo es el destino que nos destinó a ser, que nos destinó a ver que el cielo si existe y está en nuestras manos, siempre y cuándo sepamos cómo caminar a lugares y personas que desde el principio y desde el inicio nos han estado esperando... Desde ese punto, específicamente ese día.

N. Velásquez

Woooow, estoy muy satisfecha con el trabajo que he estado haciendo... Qué profunda me he vuelto (culpen a las películas románticas xD), me encanta ver cómo voy creciendo. ¡Me encanta ver cómo me ven crecer!

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