—Entonces ¿ya andan? —Preguntó M.J. acomodando en sus brazos a la pequeña niña dormida que Pietro acababa de encargarle —Vato, neta no sé por qué te pones a tener hijos a lo wey si después no puedes cuidarlos.
El mencionado sólo puso los ojos en blanco y se levantó de las escaleras en la que estaba sentado junto a M.J., Ned y Peter para ir a ver que hacía su hijo mayor. —Ya te dije que las plantas no te las puedes estar comiendo, la Carolina se va a enojar—
Peter y Ned se rieron, M.J. murmuró que le cagaban los niños chiquitos. Pietro le dio a su hijo un par de carritos de juguete y lo mandó a jugar donde pudiera verlo.
—¿Por qué tu niño se come las plantas? —Preguntó Ned, viendo raro al niñito.
—No sé. En eso se parece a su padre, hacen cosas bien raras— Respondió dándole una mirada a su hijo para después voltearse a ver a Peter, sentado un escalón más arriba que él— Que bueno que ya andas con alguien. Ya estas en edad de merecer*.
—No que, saco**— se apresuró a responder ante lo que había dicho su amigo—No quiero que me vaya como a ti— Apenas terminar de hablar y ver el seño fruncido de Pietro, se dio cuenta de que la había cagado.
—¿Y qué tiene de mala mi vida?
Ned, M.J. y Peter se miraron, pensando en si debían sacar el tema o mejor no. Pietro se veía molesto, seguramente no iba a estar chido que le sacaran a relucir cosas de su vida privada de las que no quería hablar.
—Es que...— Empezó a decir Peter, no muy seguro— Chance Clint tiene su carácter.
—Pues sí wey, todos tienen su carácter.
—Mira. Todos nos dimos cuenta de la vez que tenías un ojo morado—Dijo M.J.
Clint tenía muy buena puntería, la prueba viviente eran sus dos hijos que habían nacido seguiditos y sin ser planeados. Pero fuera de su excelente fertilidad, también era bueno en los jueguitos de disparar de la feria, o en los dardos.
Justo ahora estaba muy entrado jugando con los dardos que su suegro le había regalado en su cumpleaños. Su suegro lo había odiado cuando lo conoció, sobre todo porque se conocieron porque Pietro estaba embarazado y se habían tenido que casar a huevo, pero el día en que fue a pedir la mano del morro, se había ganado a su suegro regalándole un halcón que se había robado de un zoológico. Ahora tenía una muy buena relación con la familia de su esposo y eso estaba chido.
—Gordo ¿No has visto...?— Pietro abrió la puerta en donde estaba colgado el tablero de los dardos, y el que acababa de lanzar, le dio de lleno en el ojo izquierdo.
—Perdóname Pietro— Soltó los dardos que aún tenía en la mano izquierda y, preocupado, fue a ver qué le había pasado—Te juro que fue sin querer, mi amor ¿Quieres que te lleve al doctor para que te revise el ojo? A no mames, se te está poniendo morado, van a pensar que te pegué.
—O la vez que te rompiste la nariz— Continúo Ned.
Clint andaba checando su micro, porque esa tarde se le había estado jaloneando muy culero, y no estaba chido andar manejando un camión descompuesto.
Pietro había visto a su viejo tan concentrado en arreglar la micro, que pensó que era el mejor momento para jugarle una broma en venganza de todas las que él le había hecho. Sigilosamente se acercó a él, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, le tomó con fuerza de la cintura —BARTON— gritó causándole un gran susto al contrario.
Lo que no planeó fue que este se levantara, y al hacerlo, le acomodara tremendo cabezazo en la nariz, haciéndolo sangrar copiosamente.
—Verga— Pietro se cubrió la nariz y la boca con una mano, la cual rápidamente se iba llenando de sangre.
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El vato de la esquina
HumorSpideypool, Stony y cosas por el estilo ubicadas en México :^) Cuando la empresa del padre de Peter se va a la quiebra, él y toda su familia se ven obligados a dejar su cómoda vida de personas ricas para terminar viviendo en una unidad habitacional...