Capitulo 8

334 26 3
                                    

Día 6

Y aquél amor tan puro e ingenuo entre los dos,
Y aquellos días tan hermosos en los que reímos,
Es como si regresaran otra vez junto a mí. —Cantaba Zoe, no lo hacía mal, en realidad, cantaba bonito—. Chandler. —Dejó de interpretar aquella canción—. ¿Tú crees que nuestro amor es puro?

Ella paró en seco.

—No. —Dije indiferente sin detenerme.
—Bueno. —Añadió infantil y fue detrás de mi.

No sé si estábamos caminando por un campo, monte o lo que sea, pero ya no veía edificios, ni carros, ni ninguna otra luz más que la luna y la pequeña lámpara que llevaba Zoe.

—¿Por qué haces esto? —Pregunté.
—¿Hacer qué?
—El secuestrarme y hacer que esté junto a ti.
—Porque sí.

De alguna manera me enojó su respuesta, solté mi maleta y tiré a Zoe, me puse arriba de ella dejando mis rodillas a los costados de su cadera y mis manos tomaban sus muñecas contra el suelo.
¡Gran Error!

—¡Dímelo Zoe! —Demandé.
—Cha-Chandler.

Me vi envuelto en un grave problema, no sabía si la lastimaba o si sólo actuaba, pero su mirada era tan fría y encantadora, claro que había caído en su trampa, mierda. Ella cerró sus ojos como si de algo relajante se tratase. No hizo fuerza cuando la tiré y mucho menos estaba haciendo fuerza ahora, de igual manera no bajé mi guardia hasta que poco a poco me fui rindiendo, me acercaba más a su rostro, donde ya hacían sus labios esperando un beso que me tomé la molestia en dárselo, uno muy corto y pequeño.

—¿Qué hacen? —Escuchamos una voz.

Volteamos y nos encontramos con un señor quien parecía ser un granjero o algo así, tenía una lámpara, una escopeta y un sombrero de paja.

—¡Oh mi dios! ¿eres Chiander Rings? —Preguntó el señor.
—Ahh, ¿Si? —Dije confundido por la manera en que me llamó.
—Vamos, ven a mi casa, no pueden pasar la noche aquí, y tráete a tu novia.

Estaba por aclararle eso, pero me dio pena y más cuando acaba de vernos besándonos, Zoe y yo nos levantamos, nos sacudimos la tierra, recogimos las maletas y fuimos detrás del señor

—Sólo te advierto que, la chica que está en mi casa, mi hija, está loca por ti. —Dijo el señor.
—No creo que esté loca. —Añadí dándole una mirada culpadora a Zoe, ella bajó la cabeza.
—Créeme, lo está.
—Espero que no. —Musitó Zoe en un tono sin sentimientos.
—Por cierto, soy George. —Habló el señor.
—Chandler. —Recalqué la pronunciación de mi nombre.
—Zoe.

Seguimos el camino hasta dar con una pequeña granja, caminamos lo poco que nos faltaba para poder entrar a una casa amplia.

—¿Jenny? Mira lo que te trajo papá. —Gritó George una vez que caminábamos por el recibidor.
—Papá, estaba dormida. —Se escucho una voz y pasos que provenían de la escalera que se ubicaba justo en frente nuestro.

De ahí bajó una chica en pijama, un vestido de pijama, tenía su pelo castaño cayendo a rubio suelto con un moño por un lado, sus ojos pardos deslumbraban.

—Chan... ¡CHANDLER! –Gritó al verme y se lanzó a mis brazos subiendo sus pies viéndome forzosamente a cargarla.

Voltee a mirar a Zoe quien la veía fría, sin sentimiento alguno, sólo rencor y con una sonrisa psicópata formándose en sus labios.

Amor Homicida. (Chandler Riggs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora