Sunflower

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El idilio de las cosas muchas veces es por lo efímero que pueden llegar a ser...

Todo en su lugar, así debe ser siempre: un manzano no puede dar limones, de un río no corre agua salada, dos más dos no puede ser cinco así como un corazón roto no puede dar amor.

Había nacido en la nada, desafíandolo todo ese  futuro bello girasol desplegó sus primeros renuevos de la parte rota del asfalto, como obra de arte barroco, como niño pequeño, tan hermoso, tan inocente.

Nadie la sembró, nadie se encargaba de regarla, de abonarla ó limpiarla, era obvio que estaba abandonada a su suerte, no había sido planeado su nacimiento; las fuertes lluvias probablemente abandonaron a la pobre semilla ó un ave pensando en comersela la soltó por accidente; los días pasaban tan efímeros, en cualquier momento ese futuro bello girasol perecería.

No fue así, con el pasar del tiempo crecía con tanto afán, aferrandose a la vida como un niño de brazos se aferra por primera vez al dedo de su madre ó padre al momento de nacer; quería vivir, quería florecer y estaba a punto de lograrlo.

Así como un dia germinó en esa parte desolada de la carretera, el futuro bello girasol ya no era un futuro que se esperara, había llegado su momento; la única señal de vida como flor estaba erguida recibiendo los primeros rayos del sol, era hermosa. El cielo lo observaba como algo increíble, las adversidades que había sufrido por crecer  hacían a la flor la  más hermosa, podrían existir millones de girasoles parecidos pero ninguno tan resciliente como él.

Una tarde soleada pasaba un caminante cerca del girasol, despúes de caminar tantas millas estaba agotado, al ver la flor tan hermosa y felíz en su propio mundo de soledad y silencio, como óxido que corroe un metal así se sintió corroído por la envidia y egoísmo, quería la paz que el girasol poseía (tan despreocupado por todo y hermoso a la vez) "sí yo no puedo poseer esa paz que tú tienes quizas nadie la merezca" dijo el caminante para si mismo, así que sin pensarlo  dos veces lo tomó con sus asperas manos,  jaló de él con la poca fuerza que aún le quedaba y siguió su rumbo hacía ningún lugar; allí se encontraba el girasol abandonado a su suerte, muriendo lentamente...

El cielo se tiñó de gris y lloró por toda la tarde, el girasol ahora estaba tendido en lo frío de la tierra, estaba muerto. Los días más tristes pasarón, el cielo estaba ténue, gris, sufriendo por la perdida de aquel bello girasol que tanto había resistido, que en un momento inesperado perdió la vida por el egoísmo de los hombres.

Cuando aún había luto en el cielo y las nubes lo cubrían todo, se colaron como por una ventana unos diminutos rayos de sol iluminando el lugar donde estuvo el girasol, y como algo fuera de sí, de la tierra comenzaron a brotar no uno , ni dos si no varios renuevos de girasol, el caminante sin haberlo pensado había causado la multiplicación de la bella planta que a su vez, las lloviznas se encargaron  de surcar casí perfectamente el lugar.

Y fue así como la efímera vida de una planta resciliente creó un lugar rodeado de hermosas flores que llamaron la atención de todo aquel que transitava por aquel lugar de la carretera, y todo por aquella que luchó por no morir, sin ser un lugar apto para crecer, el girasol luchó hasta lo último.

"No es necesario encajar, porque el ambiente no debe de ser perfecto, porque no todo debe estar en su lugar, tienes el poder de crearlo".

16 de julio de 2019.

                       F.E.

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