Doce

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Sentada frente al computador mientras escribía en el buscador, escuchaba el instrumental de aquella canción que le gustaba tanto y la cual quería poder tocar para así sentirse menos sola, después de todo, la vida de cada una de sus amigas volvía a sus diferentes normalidades y ella volvía a estar sola.

Mina que había estado con ella hasta buena parte de la tarde había vuelto a su departamento, por lo que hoy a Jeongyeon le tocaba cenar y buscar como entretenerse sin sus amigas.

Al fin encontraba las tablaturas que buscaba e intentaba tocarla en el piano que el padre de Mina le había obsequiado en uno de sus cumpleaños y mientras tocaba no pudo no dejar de pensar en las palabras de Sana, donde le pedía que se cuidara de él, pero para Jeongyeon aún le parecía tan difícil creer que aquel hombre fuera malo, que de verdad haya obligado a Momo a permanecer lejos de las cosas que ella anhelaba, como Momo le había dado a entender.

Terminó dejando el piano y finalmente se lanzó en la cama, mientras acomodaba las almohadas detrás de su cabeza, encendía el aire acondicionado y se preparaba para dormir y aunque era lo suficientemente temprano para Jeongyeon quien amaba dormir la misión no se le hizo tan difícil y un poco antes que el día llegara a las 24 horas su móvil comenzó a sonar pero Jeongyeon apenas y pudo escucharlo por lo que el primer intento de esa llamada no tuvo frutos.
Unos minutos después volvió a sonar el celular.

Jeongyeon apenas lo encontraba entre las gruesas sabanas y su pesado sueño que la mantenía casi inconsciente.

-Ho…hola. –Contestó Jeongyeon que apenas y se le entendía.

-¿Estás bien? –Pregunto la persona del otro lado.

-¿Quién molesta? –En la voz de Jeongyeon había un gran letargo que hacía reír a la dueña de la llamada.

-Disculpa pensé que estabas despierta, es Sana.

Jeongyeon escuchó el nombre y abrió por completo sus ojos.

-Disculpa por llamar tan tarde, no pensé que estuvieses dormida. –Sana sonaba apenada, aunque en realidad estaba soportando reír dado que la voz de Jeongyeon soñolienta le parecía tan graciosa.

-Estaba durmiendo, pero podemos hablar ya me senté. –Jeongyeon mintió aún seguía sumergida entre las sabanas y el tiempo que siguiera con cordura seguro sería bastante corto.

-Te llamaba para cancelar la cita, me toca salir de la ciudad durante la mañana. -Dijo Sana.

-Oh no te preocupes, entiendo. –Jeongyeon quería cerrar, quería seguir durmiendo.

-Por lo que pensé que quizás podríamos salir ahora, acabo de llegar de una reunión y me haría bien salir pero muchas amigas no tengo. -le contó Sana.

-¿Soy tu amiga? –Preguntó Jeongyeon.

-Oh perdón, siento molestar. –Sana reaccionó dolida ante la pregunta de Jeongyeon.

-¡No! No quise que sonara mal, disculpa pasa por mí a mi departamento, te enviaré la dirección en un mensaje.

Pero muy contrario a lo que Jeongyeon debía hacer que era levantarse y arreglarse, volvió a dormir y lo próximo que escucho después fue el timbre de su departamento.

Sana ya estaba allí y Jeongyeon aún seguía en su pijama.

Dio tantas vueltas tratando de conseguir algo que ponerse y no demorar pero el timbre volvió a sonar y no le quedó otra que abrir.
Sana que la miró de arriba abajo dándose cuenta que Jeongyeon seguía en pijama.

-Lo siento me he quedado dormida.

-Oh no te preocupes, mejor lo dejamos para otro día. –Sana sentía una mezcla de decepción con vergüenza.

Love's KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora