Disclaimer: Mo Dao Zu Shi no me pertenece, ni los personajes ni los nombres mencionados de lugares. Agradézcanle a Mo Xiang Tong Xiu por crear tan bella novela.
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Sé que merezco algo muy malo por no haber actualizado, pero no podía (físicamente) hacerlo. [Ver nota final, por favor]
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—¡Definitivamente no toleraré esto!
—Tío, tu voz.
Lan QiRen pensó que, por esta vez, no le importaba romper la regla de no gritar. Pero si lo hacía, solo le daría otra razón a Wei WuXian para alegar en su contra. Respiró varias veces, intentando no vomitar sangre. Definitivamente, todas sus úlceras debían deberse a una sola persona. Quería decirle tantas cosas, pero no podía. No ahora que estaba en frente de todos los líderes y ancianos.
Jin ZiXuan y Nie HuaiSang tenían la boca hasta el piso. El primero miró varias veces a YanLi, pero ella solo le sonreía y asentía, dando a notar que lo sabía y que estaba de acuerdo; Nie HuaiSang, por otro lado, agitaba el abanico hacia su rostro caliente, preguntándose si de casualidad le había dado el libro equivocado a Wei WuXian como para hacerle considerar esas cosas.
Lan XiChen y YanLi eran los que parecían más felices por la noticia. Lan XiChen se aproximó a la pareja que estaba discutiendo todas las razones por las cuales Wei WuXian sería la esposa, destacando que él se mudaría a Gusu. Tosió un poco para llamar la atención de su hermano.
—WangJi —comenzó—. Me alegra ver que has conseguido lo que buscabas, pero... ¿no estás haciendo esto solo para que el joven maestro Wei esté protegido? De ser así, te apoyaré, aunque debes conocer las consecuencias.
—Hermano —zanjó. Lan XiChen sonrió.
—Entiendo.
Jiang Cheng tomó la palabra.
—Líder Lan, me atrevo a preguntarle su opinión sobre este anuncio. Dado que se pretende que vivan en Gusu, lo que el líder de Secta dictamine debería ser... suficiente, para terminar el acuerdo.
Lan XiChen asintió.
—En efecto líder Jiang. —Giró para encarar al resto de los líderes—. Como he dicho anteriormente, lo que mi hermano haya decidido está bien para mí. Confío en él, y si él decide confiar en el joven maestro Wei, entonces haré lo mismo.
Los murmullos estallaron, pero Wei WuXian solo podía estar feliz porque sus relativos estaban de acuerdo, aunque lo harían de todos modos. Se inclinó ante Lan XiChen, agradecido por sus palabras.
—Acordado eso, creo que no hay nada por discutir —exclamó Nie MingJue, levantándose de su asiento—. Si se nos permite, joven maestro Jin, iremos a descansar.
Jin ZiXuan asintió, todavía conmocionado. El clan Nie se fue, pero Nie HuaiSang parecía querer decir algo más; su hermano le lanzó una mala mirada, así que todo lo que pudo hacer fue abanicarse y salir corriendo.
—WangJi —llamó Lan QiRen, luego le dio una mirada—. Wei Ying. XiChen. Vengan conmigo.
Aún con las miradas encima, los tres salieron del salón de conferencias, siguiendo a los ancianos de Gusu Lan. Wei WuXian iba de la mano de Lan WangJi, un poco nervioso por la charla que seguro tendría con ellos. Era consciente de eso, pero todavía pensó que Lan QiRen se veía peor que siempre, y eso era porque estaba calmado. Muy, muy calmado. Casi como Lan WangJi.
