Capítulo seis: Alejandrita. Parte dos.

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Por favor, ver notas al final.

Sócrates había dicho que era difícil encontrar la piedra Alejandrita y que también lo era conseguirla

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Sócrates había dicho que era difícil encontrar la piedra Alejandrita y que también lo era conseguirla. Pero, ¡no les dijo qué tan difícil era eso! Wei WuXian reflexionó acerca de su autoconfianza y reciente sentido de inmunidad mientras sobaba sus caderas, mirando la estatua de la lechuza como si hubiese intentado asesinarlo.

Que, bueno, es que básicamente intentó asesinarlo.

Lan WangJi incluso había salido volando fuera del templo —lo que sorprendió todavía más a Wei WuXian— y apenas entraba sin signos de lesiones externas. Era común no ver expresión facial en él, pero ahora era obvio que estaba desconcertado. Wei WuXian no sabía si eso era bueno o malo, solo que estaba un poco emocionado y soltó una pequeña risa. Lan WangJi lo miró como si él fuera la lechuza.

—Lan Zhan, lo siento. Fue gracioso verte así —admitió.

Mientras él seguía tendido en el piso, Lan WangJi se aproximó a la lechuza con más cautela que antes. Wei WuXian esperaba a que volviera la explosión y que su acompañante saliera disparado otra vez, pero no sucedió eso. Cuando Lan WangJi estuvo a dos pies de la estatua, dio un pequeño salto hacia atrás y soltó un «Uh».

¿Uh? ¿Qué significa eso?

—¿Lan Zhan?

—Extraño.

Finalmente, Wei WuXian se levantó y caminó hacia él.

De hecho, se sentía extraño. Había un campo cálido alrededor de la estatua de lechuza, tan confortable que uno podía sentirse en casa. Mas, cuando alcanzó los pasos de Lan WangJi, entendió el sobresalto. Había electricidad tan potente como para provocarle pinchazos en el cuerpo. Incluso para sacar una expresión inapropiada de Lan WangJi. Wei WuXian presentía que, si metía un poco más la mano, esta terminaría desintegrada.

—Wow.

—No toques.

—No, no lo haré. Pero... eso pone las cosas mucho más difíciles. —Se detuvo, analizando la situación—. Lan Zhan, Lan Zhan... ¿Crees que el señor Sócrates haya puesto esta protección?

Solo tomó medio segundo para que Lan WangJi echara un vistazo alrededor de la estatua.

—Natural —dijo.

—Mn, también lo creo.

—Wei Ying, es tarde. Debemos comer.

Suspiró.

—¡Bien! Pensemos cómo conseguir una de esas piedras. Es preferible que mañana nos marchemos, o Jiang Cheng me matará. O ZeWu-Jun. Y no sé qué es peor.

 Y no sé qué es peor

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PAUSADA ♦ Tiempos aparte ♦ Mo Dao Zu ShiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora