⇢ Existe un invitado especial

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Apago el televisor y me tiró sobre mi cama, donde con ayuda de mi almohada atenúo el sonido de mis gritos.

¿Desde cuándo hay una sorpresa?

Un millón de posibilidades se vienen a mi cabeza, pero solo hay dos que me dejan realmente aterrada: he de compartir escenario con alguien más o, específicamente con él.

No me molestaría hacerlo con los demás chicos, pero sé que aún me guardan cierto rencor por problemas que ni yo entiendo; pero él, si llega a ser su regreso al escenario en América, estoy en grandes problemas.

Desde que cortó con Candelaria dos años después de que Soy Luna finalizara, su carrera lo ha dejado exhausto, por lo que ahora está en Italia con su familia en vacaciones, siendo así, que su último papel protagónico fue Matteo, no tuvo mayor participación en otros programas.

Pero, carajo, mis piernas empiezan a temblar y siento que me caigo, tal y como pasa en algunos sueños.

No he hablado con él desde hace unos meses, y eso que fue la primera vez desde que nos separamos por el fin del tour de Soy Luna.

El solo hecho de recordar sus brazos rodeando mi cuerpo me hace querer llorar.

No entiendo, nunca lo he entendido.

¿Por qué?

No sé por qué tuvo que lastimarme tanto, no sé por qué tuvo que mentirme en todo.

Aún me duele, han pasado al menos cuatro años desde que no sigue un libreto a mi lado, cuatro años desde que decidimos que apartarnos sería lo mejor.

Cuando siento que he recuperado un poco la compostura, saco mi teléfono de la mochila, que andaba tirada en el suelo con mis cosas esparcidas en él.

Fue fácil distinguirlo ya que un millón de vibraciones lo hacían notar entre la pila de cosas. Cantidad de notificaciones inundan la pantalla y me tiran un balde de agua fría, está sucediendo, y nada lo evitará.

Decido ignorar las llamadas hechas por mi mamá y me dirijo al chat que tengo con el encargado de Disney, el cual ya tiene una explicación para lo dicho en las noticias.

Básicamente me comenta que sí existe tal sorpresa, y que fue un mínimo detalle que excluyeron al momento de comentarme del proyecto, pero que al haber firmado un contrato, no podía cancelar nada a no ser que buscara problemas legales.

Igual ni quería hacerlo, no decepcionaría a todos los fans que ya tienen su boleta o están a la espera de su llegada.

Continúo leyendo hasta que me encuentro con lo que realmente me interesa:

Existe un invitado especial: Ruggero Pasquarelli, interpretando a Matteo Balsano.

Me basta con solo leer eso para encerrarme en el baño y vomitar la cena.

Sabían que si tenía conocimiento de esa condición no aceptaría, aunque dudo mucho de que para él fuera fácil.

Lleno mis manos con un poco de agua del lavamanos y la riego en mi cara, mojando mi camiseta y destruyendo mi maquillaje.

Para relajarme, entro a la ducha luego de quitarme los restos de maquillaje y buscar mi pijama.

Duro al menos cinco minutos en la ducha bajo el chorro de agua caliente, hasta que las lágrimas empiezan a salir.

No debe afectarme tanto, han pasado cuatro años. Si él está bien, ¿por qué estoy así?, ¿qué he hecho para tener que ser yo la que sufre?

Me imagino cómo han de haber explotado las redes sociales con la noticia, y más que todo mis chicos, mis karolistas y karolistos.

A pesar de que luego de terminar con la serie creí que las cosas se iban a calmar un poco, fue todo lo contrario. El más mínimo detalle que me relacionara con Ruggero, hacía enloquecer a nuestros fans, algunos viéndonos como pareja y otros diciendo que debíamos alejarnos.

Finalmente acepté que tenían razón, y que era evidente que aquellos besos no tan inocentes que compartíamos en el escenario significaban más que una simple actuación.

Pero también recuerdo el día en que cortó con Candelaria. Fue demasiado extraño.

Candelaria terminó saliendo con uno de los actores del elenco del nuevo proyecto que estaba emprendiendo, en busca de más fama, pero que terminó dañando su relación con Ruggero y con los medios, que quitaron todo tipo de promoción a ella, brindándosela al italiano.

No existieron muchas declaraciones, pero sí las suficientes como para dejar en claro que había cuernos y muy grandes de por medio, y eso sí, ninguno de los dos fue un ángel.

Luego de terminar mi larga ducha, tomo la pijama de unicornio y me adueño de ella, en lo que acomodo las almohadas del cuarto.

Aparentemente querían hacerme sentir bien por no comentarme del invitado especial, porque dejar uno de sus apartamentos a mi cargo me sorprendió demasiado.

Cuando estoy a punto de acostarme, escucho la cerradura de la puerta principal abrirse, haciendo que entre en pánico.

Entraron a robar, o no sé, debo llamar a alguien, pero mis pies no se despegan del suelo.

—¿Hay alguien aquí?

Y fue ahí, cuando supe que no era un ladrón, ni nada por el estilo. Era Ruggero Pasquarelli en el apartamento que se suponía sería solo para mí.

Una última vez; RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora