Han pasado años desde la última vez que dormí en brazos de alguien, incluso en las temporadas de pesadillas, contenía las ganas de salir corriendo al cuarto de mis padres para refugiarme entre ellos. Pero aquí estoy, sintiendo el calor de su cuerpo con el mío, con los sentimientos a flor de piel debido a nuestra charla.La oscuridad es uno de mis mayores enemigos, sin embargo, sentir que me protege con su agarre es tan reconfortante, es como si estos cuatro años de sufrimiento jamás hubieran sucedido, como si esto fuera una rutina. Solo que no lo es, y sí lloré durante cuatro años, sí me lamenté muchas de mis decisiones del pasado.
Los mechones de cabello caen por toda mi cara y se extienden por el colchón, me molesta no poder ver su rostro, anhelo saber si se ve como un niño por sus facciones relajadas aunque también dudo de que lo haga, se ha dejado crecer un poco la barba y su piel se ve un poco rasposa.
La camiseta que me dio ayer ha subido un poco más arriba de mi cintura, una corriente de aire frío pasa por la zona descubierta y me dan escalofríos. Es como si entre sus sueños una imagen mía de mi situación se hubiera plasmado ante sus ojos, porque me acuna aún más entre sus brazos y uno de ellos baja hasta mi cintura libre de tela.
Me siento cómoda, como si este fuera mi lugar, pertenezco al hueco entre sus brazos, ese en el que me puedo acurrucar para refugiarme de los problemas.
Con ese pensamiento cierro los ojos y empiezo a respirar pausadamente, me quedo dormida sin más.
<<Mi pecho se retuerce, el amor duele, el amor te hace sufrir.
—Vamos amor, preparé algo especial para esta noche que por fin te libras de esa chiquita.
Sé que lo dice en voz alta para que la escuche, y en definitiva lo hago. Es una arpía, nada más ni nada menos, es venenosa.
—Cande.— le reprime con mala cara.
Me mira esperando que le muestre mis ojos cristalizados pero no lo hago, solo agacho la cabeza y espero a que se vayan.
¿Cómo es posible que unas horas atrás estuviéramos juntos? Besándonos, disfrutando de la presencia del otro. Se siente como si hubiera sido en una vida pasada, de no ser porque es una imagen demasiado clara en mi cabeza intentaría convencerme de que en realidad fue un sueño, pero para mi desgracia no lo es.
No me interesa que los demás chicos estén en la habitación, lo que me interesa es que dejan a Candelaria hablar, la dejan destruir mis sentimientos a pesar de que ellos saben toda la verdad, que ella lleva un tiempo saliendo con otra persona pero por ser una maldita envidiosa no deja a Ruggero ser feliz.
Cargo con esa cruz, me enamoré de él sabiendo que ya dormía con otra, que estaban muy bien. Si él no me lo hubiera permitido y si él no se hubiera involucrado tanto, ahora estaríamos felices, probablemente yo saldría con alguien más y él podría estar hasta casándose con su novia.
Escucho la puerta cerrarse y el silencio es total, quedamos Valentina, Mike, Jorge y yo. Veo los zapatos de Jorge frente a mí y subo la cabeza.
—No puedo odiarte Karola, ni siquiera sé por qué empezó toda esta pelea. Lo siento demasiado.— se agacha para quedar a mi altura y me abraza, es como si me hubiera liberado, es esa amistad que mi vida necesitaba recuperar.
Mi pecho empieza a agitarse y cada vez me es más difícil contener las lágrimas, no me resisto, empiezo a llorar en sus brazos. La puerta rechina porque Michael y Valentina salen, estaban incómodos por la situación.
—¿No me pude enamorar de otro Jorge? ¿Tuvo que ser de él?— sollozo.
—No te derrumbes, eso es lo que ella quiere pequeña, quiere verte mal— se separa un poco y toma mi rostro entre sus manos haciendo que lo mire a los ojos—. Te juro que si no fuera porque lo quieres, ya estaría moliéndolo a golpes por ser un imbécil, por hacerte sufrir así.
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Una última vez; Ruggarol
FanficUn último escenario siendo Luna Valente no dañará a nadie, ¿verdad? Inicio: 25/08/19 (apróx) Finalizada: 8/08/20