Una última vez; Ruggarol

⇢ ¿A qué era que venías?

N/A:

Planeaba subirlo hasta el próximo miércoles, pero me alegraron la semana con la llegada a las cinco mil leídas. Muchas gracias por apoyar la historia.

Espero disfruten el capítulo.

mar.

—¿Cómo que leíste "Una última vez"?—pregunto intentando mostrar confusión— ¿Acaso no te debiste haber leído el libreto ya?

—Vamos Karol, sé que sabes de lo que hablo.— busca acercarse, pero amenazo con cerrar la puerta.

Siento mi rostro sonrojarse, aunque no logro identificar si es por la vergüenza o por la rabia: —Tú no tienes derecho de haber leído nada de eso— remarco cada palabra—. ¡Es algo mío!

—No lo sabía cuando lo encontré, lo siento.— rasca su cabeza nervioso.

>>Para ser actor, es un mal mentiroso.<<

—¿Cuándo lo encontraste acaso?— le veo dubitativo— Quiero la verdad, Ruggero.

—Ayer durante el almuerzo, al regresar por mi celular, vi la libreta tirada en el suelo junto a tu mochila.

Eso logra explicar porqué regreso pálido y extraño ayer, pero no entiendo del todo: —¿Cómo lograste leerlo tan rápido?

—No lo leí todo en ese momento, me llamó la atención que tuviera escrito el nombre del show, así que me senté unos minutos y leí unos cuantos párrafos, luego escuché unos pasos acercándose, así que le tomé foto a cada página.

—Eres un descarado.— susurro molesta, corro hacia él y lanzo uno que otro puño.

—Cálmate, ¡cálmate por favor!— grita luego de detener mis golpes.

Agito mi cabeza, intentando despejar mis pensamientos, unas ganas de vomitar se apoderan de mi cuerpo; respiro profundo, cuento hasta tres, cuando siento que son muy pocos números, extiendo la cuenta hasta veinte.

—Solo quiero que hablemos.

—¿Quieres que hablemos?— pregunto con ironía— Pero si ya leíste todo, mis pensamientos, mis sentimientos, ¡¿qué más quieres saber?!

—Quiero contártelo todo, quiero contarte cómo han sido estos últimos cuatro años para mí.

—No me interesa— baja la mirada desilusionado al escucharme—, te lo pregunté antes y te lo vuelvo a preguntar, ¿cuál esperabas que fuera mi reacción al enterarme de todo?, incluyendo esto, claro.

Se queda callado, me quedo unos minutos más parada, esperando que suelte una palabra, no lo hace. Decepcionada por su falta de pantalones como para responder una simple pregunta, me giro hacia la habitación y empiezo a caminar, antes de cerrar la puerta digo lo suficientemente alto como para que él escuche: —No sé cómo vas a salir de esta, ¿a qué era que venías?, ¿a recuperarme?

Al echarle llave a la puerta, me siento segura, saco el celular del bolsillo de la falda y lo conecto al cargador, estoy sin batería y no dudo de la cantidad de notificaciones que tendré apenas se encienda.

Con la cabeza estando de visita en la luna, me dirijo al baño, donde me desvisto y ato mi cabello en una pequeña cola de caballo. Encuentro un pequeño refugio bajo el agua caliente que cae de la ducha.

Al no tener mi teléfono para poner música, y tampoco algún otro aparato a la mano, me decido a cantar yo misma. A mí llega la letra de una canción que escribí tiempo atrás, pero que jamás salió a la luz: