⇢ Esto fue el final, no tenemos futuro.

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Me ha costado demasiado abrir los ojos, a veces quisiera obligarme a olvidar y pensar que nunca sucedió, que nunca estuvimos juntos y que solo es un compañero de trabajo, pero como dicen algunos: "Donde manda el corazón, no manda la razón".

Han sido dos meses difíciles, negarlo sería equivalente a mentir. El que hayamos tenido que convivir durante tanto tiempo, en el trabajo y en el apartamento, generó una gran incomodidad y un ambiente bastante tenso.

<<—¿Vas a seguir así, Karol?— preguntó con voz pesarosa— Prefiero que me grites, que me hables con odio, pero no puedo soportar tu silencio.

Con la duda rondando mi cabeza, decido avanzar para retirarme del apartamento. A último momento me giro y digo lo suficientemente alto como para que él me escuche: —Así va a seguir.>>

<<—Val, ¿qué crees que pueda hacer? La estoy perdiendo.

—Ay, Ruggero, si la estás perdiendo es por tus propios errores— él le miró como si no necesitara el recordatorio—. Lo que puedes hacer es darle tiempo, deja que sienta que respetas su espacio.>>

Si mi Mamá Bertha tuviera la oportunidad de jalarme de las orejas por escuchar conversaciones ajenas sin intención, claramente ya no tendría ese par.

>>También por mentirte a ti misma.<<

Gracias por el dato crack, pero nadie te preguntó.

>>Nadie me lo prohibió tampoco.<<

...

—Chicos, cinco minutos, los necesitan un momento antes de empezar.

El último concierto de la gira, nuestro último adiós.

...

—Han pasado ocho meses desde que empezamos esto, desde que "Una última vez" cobró vida— las emociones están a flor de piel, Bruno intenta evitar llorar, pero no tiene tan buenos resultados—. Todo esto es gracias a ustedes; Karol, Ruggero, Valentina, Michael, Carolina, Agustín, y claro que no voy a dejar de lado a estas increíbles personas que nos ayudan tras bambalinas. Esta ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, una de la cual nunca me olvidaré.

—Nunca olvidaré lo que me han enseñado, lo que he ganado a su lado. Gracias.— susurro con el corazón en la boca.

—Llegó la hora.

...

—Hoy, quiero que canten una canción conmigo, una muy especial— pidió Ruggero al público, llamando mi atención, no está en el libreto, y al parecer soy la única que no sabía de esto—, como dudo que se la sepan, me gustaría que al menos la tararearan, y si me ayudan levantando las luces de sus celulares se los agradecería muchísimo.

El público cumplió las peticiones de Ruggero sin dudar ni un segundo.

—Esta canción la escribió un viejo amigo, y hoy me ha pedido que la cante para una personita, tal vez algunos sepan de quien hablo, pero si no, se puede decir que es para alguien a quien lastimó, alguien a quien ama y quiere que sepa que está arrepentido desde lo más profundo de su ser.

Las luces del escenario se apagaron, y un proyector le iluminó directamente.

No quiero esconderme
No me quiero ocultar
Quiero tu sonrisa
Y no tu llorar

Velo en mis ojos
Estoy arrepentido
Quiero viajar al pasado
Y sanar tu dolor

Déjame amarte
Déjame soñarte
Déjame darte todo
Lo que ayer no pude darte

La canción continuó, pero yo no fui capaz de quedarme escuchando.

...

Las lágrimas no dieron espera, el nudo en mi garganta tampoco, y aunque me dolió en el alma pronunciar esas palabras, tuve que hacerlo:— Todo esto es gracias a ustedes, a quienes desde el día uno me acompañan, a Luna Valente, a Sol Benson. Mi vida no sería la misma sin esto, sin tenerlos a ustedes. Pasaron seis años desde la primera vez que nos vimos, y jamás he dejado de sentirme acompañada, no desde aquel día— limpié las lágrimas con cuidado de no terminar de arruinar el maquillaje y parecer un mapache—. ¡Esto fue, "Una última vez"!; ¡esto fue, Soy Luna!

...

—Karol.— llamó.

—Si no quieres verle, no voltees.— susurré para mí misma.

—No huyas, por favor.

—No huyo, busco descansar un poco, no fue un día fácil.

—La canción la escribí para ti, necesito que me digas algo de eso.— su voz sonaba como una súplica, al girarme le vi casi arrodillado en el suelo.

No merezco hacerle sufrir así, incluso cuando en un pasado fue él quien me dañó; pero lo decidí, no podíamos estar juntos.

—Esto fue el final, no tenemos futuro, al menos no uno cercano Ruggero— le veo con la intención de hablar, mis palabras le detuvieron—. No dudo que cada una de las células de mi cuerpo te aman, ni tampoco que mi corazón es tuyo, pero si no funcionó es por algo.

—¿Algún día tendré la oportunidad?

Me acerqué a su cuerpo congelado por el clima, rodeo su cuello con mis brazos, mis manos se enredan es sus cortos rulos, me tomé un poco de tiempo para analizar su rostro, su nariz y mejillas sonrojadas, sus pupilas dilatadas, su respiración agitada. Mi cuerpo entero empezó a temblar, pero no me detuve, mis labios se unieron con los suyos, un calor reconfortante me recorrió, estremeciendo cada rincón de mi cuerpo.

—Tal vez sea pronto.— volví a besarle, esta vez fugazmente. Me separé de sus brazos, y no volví a estar entre ellos por un buen tiempo.

Una última vez; RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora