Tercera Parte [Final]

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Al caer la noche, el prisionero obtuvo su cena y su parada al sanitario. Esta vez, Raúl no se quedó callado. Intentó hacerle preguntas: ¿Por qué estaban ahí esas fotos? ¿Cómo las había conseguido? ¿Los había estado siguiendo? ¿Qué esperaba obtener? Y la más importante de todas; ¿Esa iba a ser su ultima cena?

Raúl hacía todo lo posible para persuadir a Escorpión de hablar, pero él permanecía tan estoico como siempre. Llegó a un punto donde la voz robótica rugió en alto en un gran << ¡SILENCIO! >> haciendo que Raúl se encoja de hombros con temor. Sus labios se sellaron al instante. Parecía que ese iba a ser el fin de la charla unilateral. Sin embargo, cuando Escorpión se dirigió hacia la puerta de la bodega —una vez asegurado de que Raúl no se saldría de la silla— se detuvo en seco, su mano ya se encontraba en el picaporte. Su cabeza se volteó solo lo suficiente para observar al prisionero de reojo.

— Cuando entiendas porqué te encuentras aquí, comprenderás.

Se volvió a producir un silencio en la habitación, dejando que las palabras flotaran en el aire. Raúl frunció el entrecejo. No entendía el significado de eso, aunque era lógico si tampoco comprendía el motivo de su captura. Escorpión era un psicópata. Los psicópatas no necesitan motivos, si quieren hacer algo, solo lo hacen y ya. ¿No es así?

Escorpión introdujo su llave en la cerradura, se escuchó el "Clack" de la traba al ceder, abrió la puerta y salió de la bodega, dando por finalizado el sexto día.

***

La bodega comenzó a iluminarse gradualmente. Era el amanecer pero, a juzgar por la falta de luz solar, Raúl intuyó que ese día estaba nublado. Incluso el clima conspiraba en su contra, anticipando lo inevitable. El hombre bufó molesto. Lo que le faltaba, un aguacero para darle el toque melodramático a su muerte.

Como era de esperarse, no pudo pegar un ojo en toda la noche. En su mente, se repetía una y otra vez la última frase de Escorpión. No podía darles un sentido a esas palabras, tampoco pudo encontrar una razón que justificara las fotos de sus familiares y cercanos arriba de esa mesa.

Transcurrida media hora luego del amanecer, se escucharon los pasos lentos y acompasados de Escorpión en la puerta. Su presencia fue suficiente para poner a Raúl en alerta. Ingresó en la bodega y depositó su bolso sobre la mesa, produciendo un ruido metálico.

Como si de una película de terror se tratase, comenzó a sacar sus herramientas —cuchillos, una cierra eléctrica, bisturí, cualquier cosa que tenga filo— y a depositarlas con cuidado una al lado de la otra sobre la mesa. Raúl veía su accionar en silencio.

Escorpión había dejado lo mejor para el final. Del interior del bolso, extrajo una caja negra y la abrió con cuidado. En su interior había una jeringa y un frasquito de vidrio repleto de una sustancia blanca de apariencia lechosa. No había que ser un genio para saber que ese era el veneno de escorpión.

Raúl sabía que la picadura de un escorpión, por sí solo, no mataría a un hombre adulto. Dolería, tendría efectos secundarios y debería de recibir asistencia médica —por algún lado había leído que si un alacrán te pica, puede darte dolores de cabeza, vómitos, contracciones musculares, arritmia, taquicardia y dificultades respiratorias— pero las picaduras no eran mortales.

"Pero tu superaste esa barrera, ¿no, Escorpión? Inyectando de forma artificial cantidades de veneno que ningún ser humano podría soportar."

— ¿Ya lo sabes? —habló Escorpión a través del micrófono—. ¿Ya sabes por qué estás aquí?

Raúl, llevado por un arranque de furia contenida, despotricó contra su captor.

— ¡No! ¡No lo sé! ¡Sigo estando en bolas como el primer día en que desperté en esta maldita bodega! Y tú... Escorpión Negro, eres solo un maldito psicópata buscando una excusa para matarme. Es eso, ¿no? ¿Necesitas que te de algún motivo para matarme? ¿Alguna confesión? ¡Vete a la mierda vos y tus métodos! —tomó una gran bocanada de aire antes de continuar—. Además, explícame... ¡¿Por qué mierda tomar tantas precauciones para ocultar tu identidad si tu único testigo va a morir de todos modos?! ¿Qué? ¿Piensas que te sacaré una foto? Mírame. No puedo escapar de ti. Así que déjate de tanto misterio... si de todas formas ya me resigné a la muerte.

El Escorpión NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora