Reacciones | Campamento mestizo

¿Era o Zeus? 😏😏😏 (Lemon)

Leo, Leo... 😏😏😏
Hera, no será de Zeus la chica, porque... te salió muy promiscua 😏😏😏

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LEMON
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MarisolBlackpotter

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Leo estaba viendo cómo Era movía sutilmente sus caderas. Él estaba sentado en la única cama que había en la cabaña número dos, detrás de la gran estatua de la madre de la chica.

Ella estaba vestida con una tela de lino transparente, la cual estaba atada a su cuerpo como si de un vestido de la Antigua Grecia se tratara.

La vista del hijo de Hefesto iba especialmente a esas parte, la cual ella mostraba con gran descaro y a la vez sutileza. Sus pechos se movían al ritmo de sus contoneos, por lo cual Leo no podía apartar la vista de ellos.

Era se sentó encima del chico latino, el cual le miraba muy embobado. Nadie tenía la oportunidad de que una hija semidivina de una diosa, la cual no debería de tener hijos mitad mortales, estuviera delante tuyo semidesnuda.

-¿Qué dices, fuego?-rozó con sus suaves dedos la sucia mejilla de él.- ¿Me mostrarás que cuando enciendes fuego no es el único momento en el que estás caliente?

Leo afirmó rápidamente, a lo que ella se levantó y le sujetó de la mano.

-Claaa... claro.

-Pero primero habrá que darte un baño.-una puerta apareció.- Sígueme.

Leo hizo lo que ella le dijo, y la siguió a través de ese umbral de oro. Sus ojos se abrieron con gran sorpresa, delante de él casi todo era de ese material tan brillante. Esa parecía la típica piscina de las termas antiguas, las cuales él había visto en algunas series y películas.

Estaba vacía, sin ningún líquido ni nada dentro, así que miró a la sensual chica que tenía delante. Al ver como se mordía el labio se fijó en un pequeño reflejo que desarrolló aquella piscina vacía: estaba completamente desnudo, excepto por una toalla atada alrededor de su cintura.

Las paredes estaban decoradas con mosaicos, los cuales mostraban imágenes muy tórridas de sexo; como si del kamatrusa se tratase, aunque Leo estaba en lo cierto en ese aspecto.

Ahora Era también estaba como él, pero a ella la toalla le tapaba el torso y tres centímetros por debajo de la cadera; aunque también tenía un escote muy provocativo.

Cogió una de esas jarras que se veían en cualquier museo y empezó a echar un líquido blanquecino caliente a ese espacio vacío. Se llenó en unos pocos instantes, así que Leo pensó que debería de ser mágica o algo; porque esa piscina multiplicaba muchas veces el espacio que tenía la jarra.

Dejó un momento de mirar con gran incredulidad ese contenedor de comida y líquidos, para subir la mirada y fijarse con gran detenimiento en la chica.

Su pene empezó a crecer, levantando la tela que lo tapaba. La peli marrón se fijó en el "problemilla" que él estaba teniendo, para luego soltar una risita y acercarse con el mismo modo de contonearse del baile hacia él.

Posó sus manos en sus caderas, para luego bajarlas lentamente y coger con fuerza el borde de la toalla. Se la quitó y la dejó caer lentamente en el suelo. Posó sus manos en la espalda, para indicarle que se metiera.

Las cortas piernas del pequeño elfo latino fueron bajando por las escaleras, hasta que notó que no tocaba fondo y se fue nadando a la otra punta. En cuanto llegó puso su espalda contra el bordillo, y posó cada mano en esas pequeñas baldosas del borde de la piscina.