¿Te gustaría saber qué harían ante diversas situaciones? Pues éste es tu libro.
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Todos los derechos de los personajes y otros a Rick Riordan. Esto sólo es un libro de entretenimiento basado en las sagas escritas por Rick Riorda...
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-Lood.-el chico volvió a llamar por quinta vez a su hermana.
-Déjala tranquila Nico.-su otra hermana, Hazel, le pasó el palo con la nube de azúcar.- Aquí está lo que tanto querías.
El hijo de Hades gruñó mientras le incaba el diente a ese dulce tan blando, el cual se derretía en su boca.
-A zabe lo que ezta haceno.-empezó a farfullar Nico, sin que nadie le entendiera.- Ex ni ecopa...
Habría seguido hablando si una chica no le hubiera movido, y por su culpa casi se atragantara con la nube; y todo eso sino fuera porque un hijo del mar fuera corriendo a salvarle.
-Sí, sigan así.-decía Piper, uniendo sus manos como si un malo de película se tratase, viendo cómo Percy le hacía una maniobra a Nico.
-No sé porque...-Annabeth miró con los ojos de Piper lo que en ese mismo momento estaba sucediendo.- ¡No, Piper! ¡Quita eso de tu mente!
Todos, o casi todos, se tranquilizaron cuando a Nico le salió de la boca la nube de azúcar, y cayó a las llamas de la hoguera.
-Tío,-dijo Leo.- no sé si a los dioses les va a gustar esa ofrenda tuya.
Nico le iba a inquirir, sino fuera porque la causante de su susto comenzó a hablar.
-Hombre, cara muerto, y yo que pensaba que eras el único que provocaba miedo solo con verte la cara.-la chica punk se sentó, abriendo un poco de espacio entre los dos hijos de Hades.- Hola Lood.
La chica hizo un ruido en forma de saludo, para luego volver su plena atención al teléfono que sostenía en sus manos.
-¡Porque a ella si le hace caso y a mí no! ¡Es... es tan...! ¡Argh!
Los siete, más Thalía, se rieron de cómo reaccionaba Nico ante aquella situación.
-Tranquilo, aliento de muerto,-Thalía volvió a hablar.- que te van a salir canas antes de tiempo. ¿O ya te deberían de haber salido?
Todos rieron, incluida la hermana de Nico, a la cual todos miraron extrañados; para luego fijarse en que se reía de lo que leía.
La chica de ojos azules y el emo, empezaron a echar pequeñas miradas sobre el hombro de la pelinegra. Sus labios se empezaron a abrir, para luego soltar sonidos acompasados.
-Lo empezó a mover, mientras la ojiazul le daba un gran placer con su lengua. Lo introdujo un poco más. A veces sentía la lengua de Thalía envolviéndolo, humedeciéndolo para que fuera más fácil. Al poco rato le siguió otro dedo, y la rapidez aumentó. La cazadora de Artemisa paró. Después cogió a Annabeth de las caderas, indicándole que se moviera. Ella hizo eso, para luego volver a tocarse.
Todos miraron extrañados a los dos.
-¡No nos miréis a nosotros!-los dos gritaron.- ¡Es ella, no nosotros!
