Capítulo 1

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"Usted es el único hombre que me ha regalado la luna"

Con una sonrisa pícara en sus labios y mirándome directo a los ojos soltó esa frase en pleno aire, que me dejo completamente bloqueado. No imaginaba que ella aún tenía presente ese recuerdo.

Ahora era yo, quien en medio de la ruta camino a casa, no dejaba de recordar ese instante.

Fue en una cena, recuerdo que hacía mucho que no teníamos un momento de absoluta tranquilidad y decidimos poner un freno para poder ponernos al día. Si reconozco que compartíamos nuestros cafés de todas las tardes pero siempre eran bastante a las corridas y al final, siempre terminábamos hablando solamente de trabajo y alguna pequeña cosa personal.

Habíamos acordado que fuera en el departamento de ella ya que debido a todos los rumores del año pasado, la idea de salir a cenar a un restaurant era completamente imposible.

Todos sabemos que Cris no es buena en la cocina, bueno, yo tampoco, pero mas allá de eso, la idea era distendernos por completo, así que camino a su depto. compré lo que cenaríamos.

Al llegar estacioné mi auto a unas cuadras, quería evitar todo tipo de malentendidos. Le aviso que estaba en la puerta y ella desde arriba da la indicación para que entre al edificio. Una vez en el lobby tomé el ascensor.

No era la primera vez que venía a verla a su departamento, pero que alguien me encontrase acá, ahora que los rumores de romance estaban mas avivados que nunca, terminaría siendo un problema pero agradecía que no hubiese nadie en el lugar. Salí del ascensor y ella ya me estaba esperando con la puerta abierta. Nos saludamos con un beso en la mejilla debido a que al estar tan cargado un abrazo no era demasiado posible. Dejé las cosas sobre la isla de la cocina mientras ella buscaba dos copas ya que esta cena ameritaba un muy buen vino.

—Tengo vino tinto, rosado o blanco, ¿Cuál prefiere Barili?.—Me dijo ella mientras revisaba su cava de vinos.

—¿No le parece que aún es demasiado pronto para empezar a beber señora Pérez?.—Le dije tratando de seguir su juego.

—No, no me parece.—Dijo entre risas.

—Si no elige usted, voy a terminar eligiendo yo.

—Confió en su buen gusto señora Pérez.

—Entonces será vino tinto Barili.

Nos pusimos cómodos en su living mientras bebíamos los primeros sorbos del vino que ella había elegido.

Enseguida se cruzaron viejas anécdotas que habíamos vivido juntos durante estos 16 años, desde el nacimiento de mis hijos, su accidente y la difícil rehabilitación que la alejaron durante casi un año de las cámaras, hasta el último premio que nos fue otorgado a ambos por el noticiero.

La charla se había tornado tan tranquila y distendida que ninguno de los dos se había percatado de que ya nos habíamos tomado toda la botella de vino.

—Me parece que deberíamos comer algo si pretendemos seguir tomando vino. No quiero hacer papelones señora.

—Me parece lo mas lógico señor Barili.—Dijo mientras se levantaba del sillón.—Si quiere ponga algo de música mientras voy hasta la cocina. Ya vuelvo.

Mientras ella desaparecía yo me predispuse a buscar algo que escuchar, la cena ameritaba algo tranquilo, armonioso, y a la vez agradable. Por eso opte por algo del artista que ambos admirábamos, nuestro querido Gustavo Cerati.

Iba a volver a sentarme en el sillón cuando algo del balcón de llevo toda mi atención. Era increíble como se iluminaba todo el espacio con la luz de la luna.

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