Lunes 11:30 am y yo recién estaba abriendo los ojos. El fin de semana con los chicos había sido muy intenso y agotador, pero no lo cambiaba por nada del mundo.
El día sábado habíamos ido al parque de diversiones acuático, ubicado en la ciudad de Tigre y pasamos todo el día ahí. Durante la semana habíamos acordado ir los tres solos, pero en la tarde del viernes, hablamos por teléfono para que cada uno invitara a algún amigo, así tenían otra compañía y podían disfrutar de una manera distinta a lo que generalmente estaban acostumbrados.
Una vez conseguidos los permisos de los respectivos padres de los amigos de los chicos, Andrea los alcanzó hasta mi departamento el mismo viernes. Más que nada, para que yo no tuviera que andar de acá para allá durante todo el día y para que pudiéramos descansar tranquilos.
Ya finalizada mí semana laboral y de camino a casa pasé por una de las pizzerías de la zona a comprar algo de comida para las bestias que se estaban por instalar en casa durante todo el fin de semana.Cenamos ni bien llegaron los chicos, ya que si queríamos disfrutar al máximo de las instalaciones del parque, debíamos llegar temprano, por ende debíamos levantarnos temprano. Armamos entre todos las respectivas camas (tiraron todos los colchones en el living), nos bañamos y nos fuimos a dormir. Va, en realidad me fui yo, porque lo que menos hicieron los chicos fue dormir.
Al otro día, antes de las 10 de la mañana nos encontrábamos los cinco comprando las entradas para el parque. Una vez adentro dejé que los chicos fueran libres de ir a donde quisieran. Ya estaban bastante grandes como para que yo esté detrás de ellos todo el tiempo. Acordamos encontrarnos en el parador ubicado frente a la entrada del solárium para el almuerzo, les entregué sus respectivas pulseras de identificación y los vi desaparecer de mi vista en un abrir y cerrar de ojos.
Yo por mi parte fui a una de las piletas para refrescarme ya que el calor era bastante agobiante, y luego a buscar alguna reposera libre en la sombra para descansar. El almuerzo se nos fue rápido entre risas, anécdotas y descripción de los momentos que habían pasado los chicos hasta ese entonces. Cuando los chicos se estaban levantarse de la mesa, Dante me nombra.
—Viejo...—Dijo con algo de timidez
—¿Qué pasa Dan?.—Indagué. Sabía que algo me iba a manguear. Lo conocía como a la palma de mi mano.
—Queremos ir a uno de los juegos del parque—Ya terminamos de comer. Vayan tranquilos, pongan cuidado solamente.
—Hay un pequeño problema Pa.
—¿Cuál seria el problema?
—Necesitamos ir acompañados de un adulto para que nos dejen subir
—¿Y pretenden que ese adulto sea yo?.
—Le pregunté de forma seria, obviamente a modo de broma para ver su cara y la de los chicos.—Entonces, seamos el adulto por una vez en el día.—Pronuncié. La cara de los chicos había cambiado radicalmente, me encantaba hacerles maldades de vez en cuando, por dentro me moría de la risa.
Le pedí la cuenta al mozo del lugar, pagué y nos retiramos del buffet para ir directo al juego al que querían entrar los chicos.
Caminamos alrededor de 15 minutos hasta llegar al juego, ahora entendía el motivo del por que necesitaban ser acompañados por un mayor. El juego consistía en un tobogán muy inclinado bastante alto en el cual, te introducían en una cápsula y una vez cerrada, el piso desaparecía por completo y tenias una extensa caída libre.Los chicos se fueron turnando mientras yo los miraba disfrutar desde abajo. Una vez conformes con el juego, salimos los cinco a dar vueltas por el parque, iban y usaban los juegos que querían, yo los esperaba afuera y así sucesivamente durante todo el resto del día.
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Zona de promesas
RomancePorque no hay amor en el mundo que sea del todo imposible. Porque hay una sola especie de amor y es la de ellos...⚡💕 Esperamos que nos acompañen en esta aventura y estén listxs para este viaje que ya, está comenzando. ¡Bienvenidxs! 💖 • • • ~ Shuu...