Capítulo 19

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El despertador sonaba y con él, arrancaba mi día, aunque no quería salir de la cama ya que, como lo había premeditado, no había logrado conciliar el sueño hasta altas hora de la madrugada. Tomé mi celular que andaba perdido por la cama tratando de apagar la alarma que me estaba taladrando la cabeza.

Me levanté sin muchas ganas, pero tenía que tratar de cambiar mi humor, ya me encontraba en el ante último día de la semana de trabajo, eso quería decir que faltaba menos para ver a mis hijos que tanto extrañaba, los iba a llamar por teléfono para por lo menos escucharlos, pero era algo temprano, estaban de vacaciones y conociéndolos como los conozco, seguro seguían durmiendo, así qué por lo pronto, esa llamada quedaba postergada, como varias cosas en este momento de mi vida.

Tenía algo de hambre, así que antes de darme una ducha, opté por ir a la cocina a prepararme algo para desayunar. Mi desayuno se había vuelto algo monótono estos últimos días. Este consistía en mi infaltable tanda de mates, un poco de jugo de naranja exprimido, frutas secas y algunas semillas. Clásico, nutritivo y algo energético, algo que venía necesitando mucho en estos momentos.

Coloqué todo en una bandeja y fui directo al living, siempre elegía este sector de mi casa para disfrutar de la primera comida del día, ya que este lugar me proporcionaba más comodidad que la isla de la cocina y arrancar el día contemplando el sol que entra por mi balcón es un privilegio que me gusta darme siempre que puedo.

Todo lo contrario a lo que tenía de expectativas, definitivamente haber desayunado me había causado más sueño que con el que me levanté hace un rato. Volví a mirar la hora en mi celular, aún era temprano. Analicé deliberadamente si tenía cosas importantes que hacer durante el día, y como no las tenía, decidí volver a meterme en la cama y ver si podía dormir un poco más porque realmente estaba agotado y el día que tenía por delante iba a ser igual que el de ayer. Al menos eso espero, porque peor ya sería un crimen.

Por suerte había logrado mi objetivo de dormir algunas horas más y agradecía que esta vez si me había dormido profundamente, ahora si tenía la energía recargada para este día que prácticamente recién estaba empezando para mí. 14:15 marcaba mi reloj, tiempo suficiente para darme un buen baño para despabilarme un poco y para prepararme algo liviano para almorzar y ya después, dirigirme al canal.

Mientras esperaba que mi almuerzo se terminara de cocinar aproveche a hablar con los chicos, los llamé a ambos por teléfono, pero ninguno contestó. Quizás se habían quedado hasta más tarde de lo "normal" con los videojuegos y hoy no había fuerza sobrehumana que los levantara así que opté por dejarles algunos mensajes para que los vean cuando abran sus ojos, aunque de igual manera iba a estar atento a su última hora de conexión ya que me moría de ganas por escucharlos.

Salí del edificio de casa acordándome de Dani, el calor que hacía en pleno febrero era agobiante, el indicador de temperatura del auto marcaba 37° y si le sumamos la humedad que emanaba la ciudad, esto se había convertido en un infierno literal. Si me daban a elegir, prefería el verano antes que el invierno sin ninguna duda, pero estos calores me hacían replantearme la situación, aunque en el fondo, siempre iba a ser fiel al clima cálido.

El camino al canal fue bastante pesado, ya que por la hora, siempre había embotellamiento, por ende tardaba más de veinte minutos en llegar a destino, y como no podía ser de otra manera, mi fiel compañera en estos momentos era ella, mi amada música y mi amado rock, ellos evitaban que mi humor se alterara por las distintas circunstancias del día y de la vida misma.

Como casi todos los días que llegaba con tiempo al canal, aprovechaba a charlar de forma distendida con mis compañeros, aunque sea un rato. Estaba bueno tomarse un tiempito para saber que era de la vida del otro. Era otra de las cosas que amaba de trabajar en este lugar, el ambiente de trabajo que había en este lugar, era increíble.

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