Capítulo 11

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Sabía que lo que estaba haciendo está mal, volvía a tener 10 años al andar escuchando conversaciones tras las puertas, pero era tal el asombro y la sorpresa, que ni siquiera podía moverme. Me había quedado petrificado en la puerta de su camarín.

Sabía que Cris era muy transparente, siempre se le nota en el cuerpo, en sus movimientos y hasta en su voz. No podía ocultarlo ni aunque quisiera. Mucho menos conmigo, que la conocía tanto como a la palma de mi mano.

La conversación que podía escuchar era bastante distendida, tranquila, normal. No había ni siquiera rastros de algún problema familiar o algo relacionado a ellos que pudiera inquietarla de esa manera.

Y cada vez se achicaba más la lista de opciones por las cuales Cris podría estar mal. Descartaba los problemas en el trabajo, si hubiera pasado algo acá, yo sería uno de los primeros en enterarse. Tampoco eran problemas de salud y por lo que acababa de comprobar, las cosas con su familia estaban bien. Sumando a que cada vez que le pregunto a alguien del canal cómo la ven recibo siempre la misma respuesta: "La vemos igual que siempre".

No estaba entendiendo nada. La conocía perfectamente. No podía estar tan equivocado, o tan errado respecto a ella y lo que le estaba pasando.

No escuché despedida alguna, quizás porque estaba demasiado perdido en mis pensamientos, pero si escuché demasiado movimiento dentro del camarín. Decidí que lo mejor que podía hacer en ese momento era desaparecer y generar un encuentro "casual" porque si Cris se enteraba de que había estado escuchando atentamente su conversación, la situación se podía complicar más de lo que ya estaba, y sinceramente, no soportaría que eso pasara.

Salí casi corriendo de la puerta de su camarín. Atiné a entrar al mío, pero me acordé que estaba cerrado con llave, así que atravesé lo más rápido que pude los metros del pasillo que me separaban del primer lugar que encontré para no ser visto.

Desde mi escondite lograba escuchar como ella cerraba con llave su camarín y empezaba a caminar por el pasillo. Pero parecía que hoy, la suerte no estaba de mi lado. Mientras salía lentamente de mi lugar, para parecer lo más casual posible, escuché el sonido del ascensor llegando al piso.

Aceleré mis pasos para llegar hacia ella lo más rápido posible, pero fue inútil. Las puertas del ascensor se cerraron sin darme tiempo a hacer absolutamente nada, aunque estaba casi seguro de que ella me había visto de alguna manera, o a través del espejo o simplemente segundos antes de que las puertas del ascensor se cerraran en su totalidad.

No podía dejar nuestra charla pendiente ni un segundo más, si pasaba otra noche pensando en esta situación tan confusa, iba a terminar volviéndome loco. Mis intenciones eran claras, necesitaba hablar con Cristina de una vez por todas así que estaba dispuesto a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para que eso sucediera.

Cuando uno necesita las cosas rápido, estas parecen demorarse más y si había algo que yo no podía perder, era el tiempo. Así que sin siquiera pensarlo empecé a bajar por las escaleras que estaban a sólo unos pocos metros.

Apenas llegué a la planta baja, un poco agitado por cierto, la veo atravesando la última puerta del canal. Al verme envuelto en esta situación lo primero se me vino a la mente fue pronunciar su nombre, lo hice de una manera bastante elevada ya que por la lejanía podría no escucharme. Al no tener respuesta volví a hacerlo y así unas tres veces, mientras seguía caminando a paso acelerado para acortar la distancia que nos separaba. Tenia dudas de que tuviera puestos los auriculares, pero luego, gracias a su pelo corto, divise que no los estaba usando. Era completamente imposible que no me estuviera escuchando.

Cuando por fin había llegado a la última puerta veo como ella se sube al taxi que la estaba esperando en la puerta de una forma bastante acelerada. Ya no podía hacer más nada, no había podido alcanzarla y mis dudas iban a tener que esperar un poco más, porque me parecía que esta charla no podía darse por teléfono.

Pero antes de volver a entrar al canal para para bajar al estacionamiento e irme, escuché arrancar el auto en el que ella iba, y no pude evitar darme vuelta, para mi sorpresa mis ojos se cruzaron con los suyos. Aún con los metros de distancia que nos separaban pude darme cuenta de eso, y si esto había sucedido es porque ella siempre supo que yo iba detrás de ella intentando frenar su paso para que pudiéramos hablar, y aún así ella había decidido seguir su camino.

Ya algo resignado y mas confundido que nunca, con una fuerza extraña que me oprimía el pecho y sin más nada que hacer, la única opción que me quedaba era emprender mi regreso a casa.

Me dirijo directamente al ascensor para ir al estacionamiento, pero me doy cuenta que mis cosas aún siguen en mi camarín así que debía pasar por allí antes de irme.

Minutos más tarde me encontraba descendiendo al subsuelo a buscar mi vehículo. Le muestro mi credencial al encargado de seguridad y salgo finalmente del canal.

Ya habiendo hecho varios kilómetros, me encuentro en plena autopista. Quería tomar mi celular para conectarlo y poner algo de música, porque mis pensamientos realmente me estaban aturdiendo demasiado, pero el estar manejando a gran velocidad, me lo impedía por completo.

Unos kilómetros mas adelante, el camino comenzó a ponerse bastante cargado, me resultaba extraño, porque a estas horas la autopista no solía estar cargada, seguramente habría algún accidente o algo obstruyendo el camino, por algo avanzábamos algo lento. Seguramente, al paso que íbamos, mas adelante el trafico se detendría por completo, y realmente era lo ultimo que necesitaba en estos momentos. No estaba tan lejos de casa, pero necesitaba llegar, necesitaba muchísimo llegar a mi refugio.

Al menos podría aprovechar este amontonamiento de autos para poder musicalizar mi regreso a casa como lo hago habitualmente. Pero la verdad no estaba del todo seguro de querer escuchar música en este momento. No sabia a donde podían llevarme las canciones en este preciso momento. Esto último me hizo abandonar completamente la idea.

No era un aturdimiento de sonidos, era uno de preguntas y situaciones incomprensibles, y creo que para estas cosas, no hay canciones ni melodías que distraigan y engañen a la mente y mucho menos, al corazón.

La mayoría de mis dudas seguían sin tener respuesta y la única afirmación a la que había llegado, me desconcertaba por completo y a la vez, me dolía en el alma. Definitivamente Cris se había escapado de mi, todas sus actitudes y sus malestares tenían que ver conmigo, y realmente ya no me importaba lo que pudiera llegar a decirme o la excusa que iba a tratar de utilizar, no había nada que pudiera convencerme de lo contrario.

Podría seguir intentando evadirme el tiempo que quisiera, o seguir escapándose de mis preguntas, pero aún así, yo ya me había dado cuenta que su problema, era pura y exclusivamente conmigo y no puedo creer que haya tardado tanto en reaccionar.

Pero me costaba creer que el problema era conmigo, va, no me costaba entender el problema en si, me costaba entender su silencio. En casi 17 años que llevábamos trabajando juntos hemos tenido miles de situaciones, discusiones y problemas, pero siempre tuvimos un excelente dialogo y supimos resolverlos siempre. No solamente por el trabajo que siempre estaba en el medio, sino también por el inmenso cariño que sentíamos el uno por el otro. No entendía que había sucedido entre ambos, que había hecho mal yo como para que ella tuviera esta postura casi infantil de inventar excusas, ocultar, mentir y hasta huir.

Por suerte el trafico nunca se detuvo por completo y, aunque a un paso lento, pude llegar a casa mucho mas temprano de lo que me esperaba,

Llegue a casa con la ilusión de que mi cabeza se detuviera aunque sea por un segundo. Pero había sido un iluso, a los problemas uno los lleva consigo a todos lados. No importa donde esté. De nada sirve huir, y esperaba que en algún momento, Cris también lo entendiera.

Ahora, parado en el balcón de mi departamento, observando la ciudad desierta, pensaba en la única certeza y en las mil preguntas que esperaban respuesta.

Pero esto no se trataba solo de esperar, sino también de buscar, pero...

¿Realmente estaba preparado para encontrar eso que tanto me empeñaba en buscar?

Zona de promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora