CAPÍTULO QUINCE

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— Cuando pensaba en mi futuro, jamás se me pasó por la cabeza el terminar teniendo a un chico mitad gato como sirviente — admito con sinceridad, irrumpiendo en la cocina luciendo solamente mi cómodo pijama y cargando unas tremendas ganas de faltar al trabajo hoy.

— Y sigues sin tenerlo.

Me da una rápida mirada con el entrecejo fruncido, viéndose un poco ofendido por mi comentario, para seguido volver con lo suyo.

— Hum... Sí, claro... — Asiento y camino hasta llegar a su lado, obteniendo una mejor vista de lo que el chico está haciendo. — Entonces, ¿me podrías decir que estás haciendo? — cuestiono con fingida inocencia.

— Tu desa... Mi desayuno — se corrige de inmediato al notar como estaba a tan solo cuatro sílabas de darme la razón.

— Oh, ya veo. ¿Y te comerás todo esto tú solo?

Señalo con mi dedo índice todas las cosa que está preparando, solo para continuar fastidiándolo porque he descubierto, hace unos días, que hacerlo me trae una gran satisfacción. Y aunque todo sea en plan broma, la verdad es que no puedo evitar asombrarme con la cantidad de comida que ha preparado para solo dos personas. Es realmente una exageración de su parte. Porque sí, ambos somos buenos para comer y gracias a Zeus el té de canela me ayuda a tener una buena indigestión, pero estoy completamente segura de que no seremos capaces de comer todo aquello.

— Sí.

— ¡Oh!... Asombroso. Pues, cuando termines deja limpio para yo poder preparar mi desayuno con tranquilidad — le indico, girándome dispuesta para ir a mi habitación y arreglarme de una vez por todas para ir a trabajar, siendo consciente de que tendré que abrigarme un poco más de lo normal ya que el clima el día de hoy está perfecto para quedarse en casa. Aunque siendo sincera, no me importa mucho el clima que haya, porque me gusta quedarme en casa.

Antes de que pueda marcharme, JaeBeom tira de mi muñeca de forma sorpresiva hacia sí mismo, consiguiendo que mi cuerpo impacte contra su dura anatomía de manera torpe. Uno de sus brazos me abraza por el cuello mientras que el otro rodea mi cintura, sin dejar posibilidad a que me escape fácilmente de su agarre. Se mueve de un lado a otro en un lento y simpático vaivén, el cual me obligada a seguir hasta que pueda deshacerme de él y sus repentinas ganas de tener contacto físico conmigo. Hace todo aquello con una soltura y naturalidad que dejan ver, claramente, que nuestra relación se ha vuelto más estrecha con el pasar de los días, llegando al punto en que el contacto físico entre nosotros se ha convertido en algo más común. La ligera capa de incomodidad o inseguridad que antes nos envolvía en determinadas circunstancias — cuando invadíamos el espacio personal del otro de forma inconsciente — parece haber desaparecido casi por completo, y es obvio que eso solo se ha logrado gracias al hecho de que compartimos vivienda desde hace casi un mes y medio y que pasamos muchas horas juntos.

Y es genial, porque ahora compartir departamento con JaeBeom se siente igual que compartirlo con un amigo. Gracias a él no me siento sola, me alimento bien y el aseo del departamento se mantiene impecable — porque me he podido percatar de que el chico mitad gato posee algún tipo de tic cuando de la limpieza y del orden se trata —, lo cual es maravilloso, porque si no fuera por él estoy segura que estaría sobreviviendo a base de ramen instantáneo, o en su defecto comida a domicilio, y que el orden de mi hogar no sería algo por lo cual poder sentirme particularmente orgullosa.

No digo que sea una desordenada de primera que deja todo regado por todos lados, pero a veces tengo mis momentos y, con lo cansada que me siento la mayoría de veces gracias al trabajo, lo último que quiero llegar a hacer a casa es el aseo.

— Ya, deja de rogarme. Compartiré mi fabuloso desayuno contigo.

— No te he rogado.

— Ya, ya, ya... Shh... No tienes que continuar. Ya dije que acepté compartir mi comida contigo.

STRANGE BOY » IM JAEBUM ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora